El Covid-19 sigue su agitado curso

Con las nuevas cifras acerca de su agre­sivo impacto en el país se evidencian tres nuevos focos potenciales del co­ronavirus: San Cristóbal, Azua y Espai­llat.

Curioso resulta que dos de esas provincias sean, a su vez, satélites de las dos grandes metrópolis, la capital y Santiago, lo que in­dica que han sido alcanzadas por los coleta­zos de la pandemia.

Ambas han registrado más de 450 casos y todos los días, salvo Espaillat que ayer no re­portó, promedian más de veinte nuevos conta­giados. Azua va por el mismo camino, con 131 casos y diez nuevos ayer.

Esto plantea la urgencia de desplegar un amplio operativo de pruebas rápidas y masi­vas, e imponer con fuerte rigor, la regla del distanciamiento físico para detener la expan­sión.

En paralelo, las autoridades que dirigen la lucha epidemiológica deben esmerarse en me­jorar la supervisión de los pacientes que han dado positivo al virus en esas provincias y otras localidades, ya que llegan informes de que salen de sus aislamientos domiciliarios y se codean con otras personas en las calles, po­tenciando los riesgos de mayor contagio.

Las pruebas rápidas y masivas están mos­trando un crecimiento del número de infec­tados, realidad que se hace más dramática y que aleja las expectativas de lograr el punto de inflexión de la propagación viral en pocas semanas.

Plantear reapertura gradual de la actividad comercial y productiva con estos focos acti­vos y calientes en tres provincias de alto rango en la producción agropecuaria, es impensable por ahora.

El coronavirus retoza maliciosamente con la salud y la vida de los dominicanos y no pode­mos permitir, sabiendo dónde está gravitando, que nos gane la batalla por una tardanza en actuar con rigor o por menospreciar su enor­me capacidad de daño.

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