No le demos de alta al paciente todavía
Apurar la desescalada bajo la percepción de que el Coronavirus ya pasó, equivale a darle de alta a un paciente agónico, para que vuelva a su casa falsamente sanado.
La ciudadanía, en esta hipérbole, es ese paciente.
No está agónica, pero sí en el camino que conduce a ese estado si la pandemia sigue contagiando, exponencialmente, a más dominicanos por descuido propio o por tirar demasiado pronto la toalla del confinamiento.
Por suerte, el presidente Danilo Medina está muy consciente de la gravedad de la pandemia cuando plantea que la desescalada de las restricciones en el ámbito económico “puede dar lugar a un aumento descontrolado de los casos de contagio”, desbordando la capacidad de respuesta del sistema sanitario.
El Presidente afirma que las cifras que su gobierno maneja reflejan que aún se mantienen “altos niveles de contagio” en el país, y es penoso que así sea porque lo que está en juego es la salud del pueblo y, naturalmente, la economía, a causa de las necesarias y obligatorias restricciones que impone la emergencia.
En verdad, todos los países que están lidiando con la pandemia han sufrido en carne viva estos estragos.
Aquellos que calcularon que ya habían aplanado la curva de los contagios retoman hoy las originales restricciones, porque el Covid-19 ha vuelto por sus fueros, como las células cancerígenas mutantes, que se regeneran y atacan otra vez.
Hasta que estemos seguros de que podemos levantar gradualmente las restricciones para aliviar la parálisis de la economía y la fatiga del confinamiento y el distanciamiento social, no podemos despachar al paciente agónico para hacerle creer que ya se sanó y puede volver a la vida normal.