Tremendo reto por delante

En un escenario inédito, un hito en la historia de los municipios, los nue­vos alcaldes de la Capital y las pro­vincias del país asumen hoy sus tareas con un mismo y único proble­ma común: el de enfrentarse a la pandemia del coronavirus que diezma a sus comunidades.

Tremendo reto que tienen por delante, pues deberán asumir de inmediato, sin tiem­po para festejos, la tarea de limpiar ciudades y distritos municipales y hacer que los muní­cipes respeten las reglas del distanciamien­to y el confinamiento, como barreras elemen­tales para impedir que el Covid-19 les cause más estragos.

Tendrán que hacer acopio de inteligencia y energía y de las experiencias positivas ya pro­badas por sus antecesores para blindar a sus comunidades, aislándolas del resto del país, si es preciso, para protegerlas mejor.

Como una buena parte de esas demarca­ciones pasarán a ser gobernadas por el parti­do mayoritario de la oposición, probablemente sus estrategias en la lucha contra la pandemia se diferenciarán de las de los representantes del oficialismo en algunos aspectos.

Pero estas modalidades jamás deberían mar­car una bifurcación en el plan nacional que ya se ha trazado para combatir de manera uniforme la propagación del virus sino, por el contrario, una unidad de esfuerzos en pro del mismo objetivo.

No todos los ayuntamientos disponen, al día de hoy, de los recursos financieros, tecnológicos y de infraestructuras e insumos sanitarios, para librar por sí solos esta dura batalla.

Necesitarán el auxilio del gobierno, de los empresarios, de los productores e industriales y hasta de los partidos opuestos que operan en sus comunidades.

El partido del gobierno jamás puede trasla­dar a este terreno las estrategias electorales que emplearán con miras a los comicios presiden­ciales y congresuales de julio, ni los de la opo­sición podrán tampoco utilizar sus alcaldías co­mo un campo de experimentación y de lucha electoral.

En esta lucha, y en este momento, solo hay un enemigo común. Para vencerlo todos tene­mos que unirnos, dejando de lado los sectaris­mos o los resentimientos de la pasada contien­da y uniendo hombro con hombro en el más crucial esfuerzo que necesita la nación: salir victoriosa de esta pandemia.

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