REFLEXIONES DEL DIRECTOR
Y los diarios no se murieron...
Los periódicos impresos debian morir en 2005, no más. La irrupción del Internet, diez años antes, decretaba ineluctablemente tan sombría sentencia. Junto con ellos, también el papel comenzaría su inevitable camino hacia la sepultura.
Recuerdo que estos eran los inquietantes presagios que se aireaban entonces para marcar un pesimista futuro de los diarios, suplantados por nuevas formas paralelas de medios digitales que transformarían, como de hecho ha ocurrido, el mundo de las comunicaciones sociales, marcando los sorprendentes cambios del siglo XXI.
En alguna medida, los pronósticos parecieron acercarse a la realidad cuando, tras la disrupcion tecnológica provocada por el internet, miles de diarios pequeños y grandes, antiguos o contemporáneos, mutaron hacia el formato digital.
Los que se reinventaron, para no desaparecer, son hoy ejemplos de fortaleza y de innovación, que sobreviven mediante oportunas e inteligentes estrategias de adaptación y de diferenciación que han fortalecido la plusvalía ganada en base a la confianza y la credibilidad en el ejercicio de un periodismo responsable y veraz.
La materia prima más apreciada en esta era de las fluidas comunicaciones sociales es la dupla confianza-credibilidad, que nace y se sostiene sobre la base de informar con apego a la verdad y la realidad de los hechos y con la clara misión de apuntalar las libertades humanas, en concreto la que permite que los ciudadanos expresen sus ideas sin ningún tipo de cortapisas.
Si bien los multimedias digitales constituyen hoy las plataformas predominantes en la comunicación de masas, ofreciéndonos un inconmensurable volumen de noticias y contenidos de todo tipo, los lectores tradicionales y modernos prefieren consumir calidad, profundidad y veracidad, en lugar de noticias falsas o manipuladas que en gran medida se diseminan en la esfera digital.
Muy a contrapelo de aquellos lúgubres requiems que se dictaron a principios de siglo sobre la suerte de los periódicos impresos, estos aparecen hoy más vivos que nunca. Y en el caso de muchos de ellos, cabeceras influyentes durante decenios, el aproche digital ha representado una salvación en términos de ingresos y suscriptores.
Un caso emblemático, entre otros, es el de The New York Times, que en el 2011 apostó con fuerza al paradigma digital y ahora acaba de anunciar que logró un millón de nuevos suscriptores frente a los 5.3 que ya había acumulado en su estrategia de alcanzar los 10 millones dentro de cinco años.
Sus ganancias por medio de suscripciones y anuncios siguen en aumento. Los ingresos de publicidad en el impreso son todavía superiores a los de su plataforma digital y se espera que se eleven aún más a partir de la subida de 15 a 17 dólares de sus muros de pago.
Mark Thompson, el CEO del Times, ha dicho que con los cientos de periodistas que han sido contratados, formando ahora una plantilla de 1,700, “la impresión es una de nuestras plataformas, nos encanta nuestro producto impreso y vamos a imprimir durante otros 15 años o más”.