Opinión

EDITORIAL

La “siembra de agua” de Sur Futuro

Cuidar nuestras fuentes de agua no ha sido una virtud ciudadana. Tampoco la de proteger y multiplicar los bosques, porque siempre pensamos que, como recursos naturales al fin, son inagotables.

Ese desdén ha dado por resultado el empobrecimiento de amplias extensiones de tierra que no reciben agua ni mucho menos el arraigo que producen los árboles para evitar su erosión y el subsiguiente proceso hacia la sedimentación.

Convencida de que este problema ha alcanzado dimensiones preocupantes y que es imperativo enfrentarlo, la Fundación Sur Futuro ha venido promoviendo desde hace más de seis años un programa de apoyo a los ciudadanos o grupos comunitarios que “siembran agua” en sus comunidades.

Hay dos maneras de “sembrar agua”. Primero sembrando árboles y luego creando sistemas de almacenamiento de agua, adecuadamente protegidos, tanto mediante el aprovechamiento de las lluvias como de las fuentes de ríos, a menudo amenazadas por la deforestación.

En este esfuerzo de carácter ecológico pero más que nada patriótico, Sur Futuro ha llegado a descubrir innumerables ejemplos de ciudadanos que, individual o colectivamente, cumplen una especie de sacerdocio en la defensa de los recursos naturales, con o sin ayuda del Estado.

Cada año la presidenta de Sur Futuro, doña Melba Segura de Grullón, premia a los proyectos más sobresalientes, tanto por las innovaciones que se aplican para “sembrar agua” como en la reforestación con especies que dan sombra, fertilizan la tierra y constituyen escudos contra la erosión.

Esos proyectos han ayudado a salvar ríos de la extinción, a minimizar las sequías y las penurias por la falta de agua para necesidades humanas y agrícolas y, en definitiva, a salvar a la Patria de una degradación mayor de sus recursos naturales.

Estas son las experiencias que el país debe estimular, apoyar y reproducir para que vayamos haciendo conciencia de que esos recursos naturales no son infinitos, aunque sean renovables.

Porque cuando se agota un río en su fuente, cuando despoblamos bosques o “cansamos” la tierra con siembras sistemáticas y desorganizadas, estamos dejando espacio a las vulnerabilidades que causan el deterioro de la calidad de vida. Y la vida misma.

Con las amenazas reales que vienen aparejadas con el cambio climático, se hace más que necesario “sembrar agua”, tal como hace Sur Futuro.

Tags relacionados