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EDITORIAL

En el umbral de una “tormenta perfecta”

La escisión que se ha producido en el mayor partido del país, el PLD, por la encarnizada confrontación de las dos facciones que lo polarizan, puede sumir al país en una crisis de gobernabilidad y de estabilidad de profundo calado.

Sus dirigentes y militantes componen el grueso de la nómina de la administración pública, por lo que forzosamente la lucha interna dentro del PLD repercutirá en el seno mismo del Estado, ahora y en lo que resta de tiempo para las elecciones del 2020.

Al dividirse en dos, sin visos de que esa ruptura pudiera revertirse mientras los resultados de las primarias internas sigan siendo objetados por una de las partes, el efecto del distanciamiento entre los peledeístas pudiera reflejarse también en la misma economía en la medida en que se profundiza la incertidumbre.

Esta crisis interna del PLD ocurre en momentos en que comienzan a sentirse alzas de precios de productos agrícolas comestibles, subida del tipo de cambio del dólar, incremento de los combustibles y de los apagones, todo esto en un marco en el que la espina dorsal de la economía, el turismo, sufre una inesperada escoliosis por la abrupta reducción de la llegada de viajeros del extranjero.

Solo por esa causa el país ha dejado de percibir más de 200 millones de dólares de turistas procedentes de Estados Unidos, lo que sin dudas afecta a la industria hotelera y a los entornos sociales de los más importantes destinos turísticos.

El enfrentamiento de los peledeístas pudiera afectar, asimismo, la aprobación del presupuesto nacional de 2020 y, por consiguiente, la marcha normal de las instituciones del Estado donde se anidan los militantes de una y otra facción, si extienden hasta ellas su guerra a muerte por el poder.

Este clima enrarecido se torna más envolvente en la medida en que una de las partes mantiene presión continua sobre el tribunal de elecciones para que esclarezca denuncias de fraude, poniendo en entredicho la integridad y confiabilidad de sus jueces.

Gravita sobre este cuadro interno de la división en el PLD la crisis de Haití, sumido en un estado de ingobernabilidad, de escasez y carestía de artículos básicos, que ya está causando parálisis de los mercados fronterizos.

Estamos en un mal momento, en el que confluyen los ingredientes de una “tormenta perfecta” capaz de impactar las bases y los estándares democráticos e institucionales que han permitido estabilidad económica, cierta gobernabilidad y la paz social que muchos otros países no tienen al día de hoy.

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