Puason y Jasson, dos grandes ejemplos

En una sociedad desquiciada, como la nuestra, las historias de vida de dos jóvenes humildes, Robert Puason y Jasson Domínguez, ambos de 16 años, refulgen en medio del derrumbadero moral en que nos encontramos sumidos.

Ellos son, hoy, las nuevas promesas del béisbol de Grandes Ligas, al ser firmados por los equipos Atléticos de Oakland y Yankees de Nueva York, con bonos iniciales de 5.1 millones de dólares respectivamente, dos saltos cualitativos que pocos jóvenes, a su edad, han logrado.

Más allá de sus apreciadas condiciones físicas y talento deportivo, que son siempre las determinantes para contratar los mejores prospectos de las Grandes Ligas, lo que más importa es la materia prima que usaron sus padres para crearles la zapata de los valores morales que adornan sus cortas vidas.

Puason, hijo de una familia de padre haitiano y madre dominicana, sobrevivientes del hambre y la miseria en el Batey Peligro, de Guaymate, La Romana, trabajó desde niño para alimentar a sus hermanos, pidió limosnas en las calles, ayudaba a su madre llevando agua en galones desde largas distancias a pie, pero nunca delinquió, nunca fue desobediente ni malcriado, ni cayó en vicios.

Jasson, a su vez, fue educado en su natal Esperanza, en Valverde, por padres que siempre le inculcaron los valores del respeto a la familia y al prójimo, el compromiso con los estudios y la vida disciplinada, orientaciones que permitieron que desde los ocho años practicara béisbol y fuese un alumno de buenas calificaciones.

Como ha sido firmado para jugar con el equipo de los Yankees de Nueva York en el momento en que no ha culminado el bachillerato, el equipo le otorgó una beca de 250 mil dólares para que prosiga sus estudios mientras juega en las Grandes Ligas.

En lo primero que han pensado es en compartir estas ganancias con sus familias, mejorando sus condiciones de habitat, y en enfocarse en sus nuevos retos deportivos, manteniendo los principios y conductas que forjaron en la educación hogareña.

En las entrevistas que les hizo el LISTÍN DIARIO en sus respectivas viviendas, tanto Puason como Jasson dieron honestos testimonios de sus vidas de niños, poniendo de relieve el sentido de solidaridad con sus hermanos, la fe en Dios, el valor de las enseñanzas de sus padres y el amor por el estudio y por los deportes.

En un tiempo en que la familia dominicana es sometida a los severos riesgos de la disolución y millares de jóvenes, irreverentes, viciosos o delincuentes pierden su tiempo y el norte de sus responsabilidades, lo único que procede es exclamar: ¡Cuántos Puason y Jasson le hacen falta a este país!

Tags relacionados