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Paremos este descalabro

La disciplina está en franco descalabro en las escuelas públicas, donde se reproducen a menor escala los episodios de violencia y delictivos que a diario ocurren en el país.

Es una lástima que después de la altísima inversión de recursos que ha hecho el Gobierno para adecentar y darle mayor calidad al sistema educativo, una minoría de malcriados e irreverentes estudiantes dañen ese ambiente trasladando a las aulas sus malas conductas.

Peleas en las que salen a relucir cuchillos y hasta armas de fuego, escenas de desenfrenos sexuales, irrespeto de toda índole hacia los maestros y otras formas de alborotar el clima apropiado para la docencia, están afectando gravemente a la escuela dominicana.

No ha importado, a esa minoría de malcriados e irreverentes alumnos, que el gobierno se haya esmerado en construir nuevas escuelas, confortables, que haya ampliado otras, que haya introducido tecnología digital para modernizar la enseñanza ni que haya extendido la tanda de clases para aprovechar el calendario escolar y añadir nuevas materias, con desayuno y almuerzo incluidos, para estropear el modelo.

Muchos padres, confiando en estos valores agregados, trasladaron a sus hijos desde los colegios a las escuelas de tanda extendida, un proceso que ahora corre a la inversa. Muchos están retornando a los colegios, para escapar de la inseguridad y los alborotos en esas escuelas.

Así lo ha revelado la coordinadora de la Federación Nacional de Centros Educativos Privados, preocupada por el peligroso sesgo que la indisciplina y el desorden están alcanzando en las escuelas públicas.

La situación es tan real que la Procuraduría General de la República ha encargado a su Dirección Nacional de Niñas, Niños y Adolescentes promover charlas de los fiscales y especialistas en la conducta humana para orientar a los alumnos y enseñarles a cumplir sus responsabilidades, y a no incurrir en acciones violentas ni a consumir o vender drogas en los recintos escolares.

Hace falta, por lo visto, un mayor esfuerzo para devolver a la escuela sus valores esenciales. Hace falta un sistema de reformatorios escolares donde puedan ser enviados los alumnos díscolos, viciosos, violentos e irrespetuosos, a ver si se reeducan, así como un sistema de registro corporal y de mochilas a los que ingresan cada día a las aulas, para detectar drogas, armas y otras sustancias peligrosas.

Este país ha invertido mucho dinero para que sus niños y jóvenes reciban una mejor educación. Unos pocos no pueden ni tienen el derecho a empañar ni entorpecer estos avances.

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