Reflexiones del Director
La reconversión del periodismo
La confluencia de las plataformas impresas y digital ha tenido la virtud de reconvertir el periodismo del modelo tradicional en uno que sabe aprovechar las innovaciones tecnológicas para llegar a más lectores, con un conocimiento más preciso de sus gustos y hábitos.
Antes, las ofertas de contenidos de los diarios impresos se organizaban en función de la condición monopólica que estos tenían como principal y casi única fuente de noticias confiables, pero ahora han tenido que apelar a otras formas de comunicación para satisfacer las exigencias de un público cada vez mayor que les aportan las redes sociales. Lidiar contra las noticias falsas ha constituido un reto para ello. La utilización de herramientas tecnológicas que ayudan a descubrir vídeos trucados o información falsa, les permite robustecer uno de los principales valores del periodismo profesional: la credibilidad y confiabilidad de sus contenidos. Por eso no debe resultar extraño que los periódicos más emblemáticos de la era pre-digital, que ya asumieron el proceso de la reconversión, sean los que más suscriptores digitales han captado en un momento en que muchos pensaban que les había llegado la hora de la extinción. Combinando tecnologías modernas, como los robots, la inteligencia artificial y otros recursos, las ediciones digitales de los diarios impresos llegan a más gente en el mercado que antes porque ofrecen un contenido de calidad y profundidad, adaptado a las necesidades de los nuevos usuarios. Se ha dado el fenómeno de que aún cuando las audiencias digitales han alcanzado cotas jamás vistas, el uso del llamado periodismo de datos, los análisis, los nuevos nichos de especialización de contenidos, las crónicas y reportajes de profundidad y no propiamente las noticias del momento, siguen concitando el interés de lectores y de ahí el éxito de sus estrategias de suscripción, con las que han amortiguado las bajas de ingresos de publicidad en las plataformas físicas. La reconversión del periodismo significa adaptarse a la nueva cultura de lectoría que ha incubado la esfera digital, educando a sus reporteros en el manejo simultáneo de dos plataformas, abriéndose a la aplicación de nuevos productos como las notas personalizadas que envían directamente a los lectores según los temas que les interesan, monitoreando las audiencias para saber qué es lo que más leen y plasmando en los impresos nuevos estilos de informar sobre “el día después”. En un reciente foro promovido por la Fundación Nuevo Periodismo, de Gabriel García Márquez, se concluyó que los medios impresos han aprendido a mutar y replantear sus estrategias, y se observan muchas formas plurales de hacer periodismo: desde medios pequeños y medianos, periodismo de autor, hasta periodismo colaborativo en redes. Sobre estos caminos del periodismo contemporáneo y el papel de las universidades para crear una generación no de burócratas del periodismo, sino de profesionales con ganas de emprender y crear sus propias iniciativas periodísticas, es que la prensa forja un futuro promisorio, siempre en clave de buena esperanza.