El dengue vuelve al ataque
Con casi mil casos probables de dengue en lo que va de año queda claro que estamos en el umbral de un brote de este virus que, por el momento, ataca preponderantemente en la franja sur del país.
Esto no quita que, si se extiende el contagio, el dengue vuelva a adquirir la categoría de epidemia que ha tenido en otros períodos, justamente los que acompañan los tiempos de lluvias.
Lo cierto es que, en comparación con este mismo período del año anterior, los casos se han incrementado en un 268 por ciento, un detalle que debe mover a preocupación y a rápidas medidas preventivas.
La mayor incidencia se ha registrado en la capital, Baní y Barahona, tras el paso de lluvias que, a su vez, originan acumulaciones de agua en patios, zonas residenciales o estanques donde se incuba el mosquito Aedes aegypti, vector de los síntomas del dengue.
Cuando el mosquito pica a un humano puede ocasionarle, de entrada, fiebre súbita, dolor muscular y en los ojos, y postrarlo en un malestar general que solo se supera con medicamentos recetados por médicos o proporcionados por el Ministerio de Salud Pública.
También produce síntomas gripales y, si llega a los extremos de su potencialidad, como en el caso del dengue hemorrágico, puede causar la muerte.
La primera recomendación que se hace a las personas que comiencen a sentir estos malestares es que acudan al médico, para de esa forma determinar el tipo de dengue y el tratamiento correspondiente.
El dengue se expande rápido, sobre todo en aquellos lugares donde persisten los cúmulos de agua limpia, sea en envases o estanques. El riesgo de contagio está latente en todas partes.
En vista de que ahora los casos se han incrementado, este dato es suficiente para intensificar los programas de orientación y de prevención.
La población es la primera que debe cooperar con entusiasmo a eliminar los focos de incubación del mosquito, acogiendo las instrucciones emanadas del Ministerio de Salud Pública y su departamento de Epidemiologia, o de los médicos profesionales.
Frente a un problema así, no cabe el descuido ni la indiferencia ciudadana. La alerta vale. Y es preciso mantenerla a lo largo de estos días y semanas, mientras las autoridades hacen lo propio habilitando el personal suficiente para atender estos casos.