Justicia a tiempo

Once meses después de que un hombre despiadado asesinara a su mujer y a tres hijastros en el sector Enriquillo del Distrito Nacional, en un juicio modelo de solo dos audiencias, el criminal fue declarado culpable y condenado a 30 años de cárcel.

Todos los elementos que rodearon este crimen múltiple, ejecutado y admitido por Víctor Portorreal -mejor conocido como Chamán Chacra- demandaban que los jueces impartieran justicia en forma severa y a tiempo.

Si la magnitud de los hechos cometidos por Chamán Chacra merecía la condena a la pena máxima que le fue impuesta, esa sentencia justa y a tiempo debe constituirse en un mensaje claro para que eventuales criminales entiendan que sus desafíos a la ley y a la convivencia civilizada, encontrarán el castigo de la justicia y el repudio de la sociedad.

En este caso, los jueces han cumplido con su deber y han garantizado los derechos del encausado, que tras admitir los hechos y poniendo en evidencia que ni siquiera su propia familia le ofreció apoyo o discutió su culpabilidad, ahora le corresponde purgar prisión en cumplimiento de la pena impuesta.

Sirva este doloroso acto criminal para que el sistema de justicia dominicano marque la pauta de juzgar a tiempo y con estricto apego a los procedimientos y a la expectativa de la sociedad, a quienes no se adaptan a vivir en paz y sacrifican la vida de mujeres y niños en un albur del momento.

Dicho en forma más clara: si frente a cada crimen execrable hay un tribunal apegado a la ley y dispuesto a hacer pagar el precio de semejante vileza, la sociedad siente mayor tranquilidad y los criminales tendrán que comprender que las consecuencias de sus actos recaerán, inevitablemente, sobre ellos mismos y no podrán evadir el castigo.

El juicio condenatorio a Chamán Chacra es una prueba de que el sistema de justicia puede convertirse en ejemplo de firmeza y los jueces en fieles cumplidores de su responsabilidad ciudadana.

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