Los nuevos ritmos de la Redacción integrada
Desde que los medios impresos dejaron de ser el centro de gravedad de las noticias para compartir ese rol hegemónico con sus plataformas digitales, los ritmos de trabajo de la Redacción tradicional se han modificado para poder responder a las nuevas estrategias informativas de la multimedia.
Ahora se planifican, en paralelo, las búsquedas noticiosas para ambas plataformas sobre la base de tres tiempos diferentes: el corto, el mediano y el largo plazo, repartiendo las responsabilidades entre los redactores en función de las apuestas acordadas en la primera reunión matinal de editores y reporteros. El corto plazo se aplica a las búsquedas y publicaciones noticiosas de las primeras horas en el digital; el mediano plazo a las noticias que brindará al día siguiente el impreso, con el mayor número de elementos y estilos de las historias más importantes y, el largo plazo, a los trabajos planificados para series de investigación, reportajes y otros contenidos especiales, siempre exclusivos, del futuro. A diferencia del modelo tradicional ya superado, cuando los redactores asignados a entidades específicas (como ministerios, Congreso, tribunales y Policía, etc.) se iban directo a sus “fuentes” a recoger noticias, ahora los medios se desmarcan de esa rutina para no depender de agendas externas. De ahí que en lugar de salir cada cual para las fuentes, los redactores participan junto a editores en la primera reunión matinal a discutir y decidir el tipo de búsquedas más apropiado. El primer ejercicio que se hace en esa reunión es el de revisar el listado de las noticias más leídas en ambas plataformas (el periódico impreso o el digital) que pudieran ser las que están ocurriendo desde temprano, o noticias a las que se les ha dado seguimiento y aportan nuevos ángulos. O aquellos contenidos especiales exclusivos del diario o de la versión digital. Es una especie de toma de temperatura de las preferencias del lector que nos indica que tipo de contenidos atrae el interés y qué más podemos ofrecerles para completar la historia. Con ese horizonte que nos trazamos para los tres ritmos, los equipos comienzan a trabajar, a trasmitir, a buscar datos adicionales para contextualizar una noticia, de forma tal que los usuarios digitales estén al tanto. Y más adelante en el día ya podrá tenerse una idea de cuáles son los asuntos de mayor interés o impacto. Y sobre la base de esa elección, entra la fase de decidir los contenidos del impreso de mañana. En esta combinación de tiempos o ritmos se toma en cuenta el efecto del periodismo interactivo, a través del cual se pueden medir reacciones, ideas, nivel de seguimiento o enganche de una noticia, y ese caudal de datos ayuda a los planificadores del impreso a ser más asertivos en sus apuestas del “día después”. Ya no hay que conformarse con dar una noticia sin saber sus impactos entre los lectores. Hay que estar montados en la marcha de las noticias, alimentar los sitios de redes sociales de los proveedores de internet más importantes y producir vídeos, audiovisuales, infografías animadas e interactuar con los usuarios. Este contacto con las audiencias, determinando sus gustos o disgustos, es esencial. De esa dinámica, que se parece a la de sumar los mejores ingredientes para una oferta gastronómica, va tomando cuerpo la apuesta del impreso del “día después”, procurando una vida propia sobre la base de contenidos depurados, profundos, bien contextualizados y enriquecidos por datos, evitando la pronta caducidad que tienen hoy las noticias del momento, las “breaking News” que continuamente ofrecemos por el medio digital. Esta es, a grandes rasgos, la nueva rutina diaria que van asumiendo los multimedios para estar más próximos a sus lectores o usuarios, garantizándoles un periodismo de calidad, fiable y plural.