REFLEXIONES DEL DIRECTOR
La tendencia hacia la “tabloidización”
Desde hace diez años, los grandes formatos de la prensa escrita tradicional han experimentado cambios de altura y anchura como respuesta a los diversos factores que han incidido en la industria periodística y en los hábitos de lectura en la era de la transición digital.
Entramos, desde entonces, en una dinámica de transformaciones que ha acelerado la “tabloidización” de periódicos que eran del tamaño standard, el más clásico de todos, con 23 por 29 pulgadas, hacia otros formatos más comprimidos como el Berliner, de 12.4 a 18.5 pulgadas o el más popular en estos tiempos, el tabloide, de 11 por 16.9 pulgadas.
Diversos son los factores que han concurrido en esta transformación. Uno de ellos es el progresivo aumento en los precios del papel de impresión, agravado en estos últimos meses por los altos aranceles aplicados por Estados Unidos y otros países involucrados en la guerra económica.
Esta escalada ha dado lugar a que periódicos de gran formato reduzcan su frecuencia de salida, por ejemplo, a tres o más días a la semana, a fines de semana solamente, lo que a su vez implica menos ingresos por publicidad en un tiempo en que los anuncios migran hacia los medios digitales. A que migren del impreso a digital, al no soportar el peso de la crisis, o a dar el paso hacia la “tabloidización”, sin perder por supuesto la calidad, profundidad y variedad de sus contenidos.
Pero un factor poderoso es la realidad de que las nuevas generaciones, sedientas de lectura, prefieren leer en los medios digitales desde sus teléfonos inteligentes o tabletas, sin prescindir de la confiabilidad de las fuentes, que es el gran valor y el mejor activo de la prensa impresa, la que ha podido capear las tormentas del cambio gracias a la credibilidad de sus contenidos.
Como es demasiado voluminoso el flujo de noticias y contenidos en los medios digitales, el lector digital se conforma con cápsulas de menos de quince líneas de texto, pero si se trata de un material de calidad e interesante, puede devorarlo entero, no importa los minutos que le cueste.
Con la “tabloidización”, los diarios impresos tienen la capacidad de acomodarse a estos patrones de lectura, que van acompañados por la preferencia de las ilustraciones, las fotos, vídeos o infografías y textos más breves y sencillos. Esto, en parte, explica el “boom” de las suscripciones digitales de los periódicos multimedia.
El lector sabe que estos contenidos son confiables, comprobables, muchísimo más que los que circulan en el torrente de las redes, contaminado por noticias falsas, manipuladas, distorsionadas o inventadas para atraer la atención de los millones de usuarios de la gran audiencia global.
La “tabloidización” no implica, en absoluto, un correlato con la reducción ni con la calidad de los contenidos.
Por el contrario, la apuesta es hacia el desarrollo de un periodismo del “segundo día”, como ya hemos explicado, que va más allá de las noticias del día de hoy, con las novedades, las consecuencias, las reacciones y los elementos complementarios que ayudan a construir una realidad más amplia de los acontecimientos, así como con análisis, manejo de datos y otros contenidos selectivos y profundos que son los que marcan la diferencia.