Pensemos en el futuro

Nuestra sociedad ha entrado en la era digital a ritmo prudente, asumiendo varias herramientas que han revolucionado las formas de impartir educación, dar atenciones médicas, simplificar trámites burocráticos en los servicios públicos y automatizar procesos en distintas actividades productivas.

Es el camino inevitable que nos trazan las nuevas tecnologías, camino que es preciso desbrozar con una clara idea de todas sus probables implicaciones en nuestros tradicionales modelos de vida y de trabajo.

Es una transición hacia una cultura tecnológica que en principio puede parecer que prescindiría del trabajo humano, sea de un obrero o un profesional calificado, para dejar que muchas tareas sean realizadas por máquinas, robots o por algoritmos creados por la industria de la computación para facilitar la precisión en muchas actividades humanas.

Cada área específica de la sociedad dominicana debe examinarse y reinventarse en función de estas expectativas de cambio, y de hecho ya estamos viendo cómo muchas actividades se someten a la subordinación de la modernidad tecnológica, hasta ahora con buenos resultados.

La serie de reportajes “El país virtual”, que está publicando el LISTÍN DIARIO, nos ofrece ya una idea de cómo hemos ido asumiendo, probando y renovando ese andamiaje tecnológico, pero al mismo tiempo nos está mostrando los campos todavía rezagados dentro de este proceso.

Uno de esos sectores, el de la educación, tanto pre como universitaria, debe de reinventarse sin pérdida de tiempo. Con la República Digital se ha implantado una plataforma computacional que permiten al maestro y al estudiante interactuar a través de laptops o tablets, lo que tarde o temprano habrá de determinar reformas en los modelos de aulas o salas y en los mismos patrones de enseñanza.

Lo importante es que, desde ya, nos pongamos a pensar en el futuro y decidir cómo queremos ser a la vuelta de pocos años.