Una radiografía sobrecogedora
Santo Domingo, la gran metrópolis del país, crece atenazada por muchos problemas que han degradado la calidad de vida de sus más de cuatro millones de habitantes.
Si la imagináramos como un cuerpo humano, podría decirse que su sistema vial, que vendrían a ser las arterias por donde diariamente se mueven más de 3.5 millones de personas en vehículos de todo tipo, se encuentra esclerotizado.
Las arterias viales, a semejanza de las que canalizan la sangre del sistema circulatorio humano, se encuentran taponadas y deterioradas al punto de que ni siquiera tienen la flexibilidad para oxigenarse y flexibilizarse.
El movimiento de más de un millón de vehículos diariamente en sus calles y avenidas es causa poderosa de contaminación ambiental, también de ruidos y de conflictos interpersonales, sin dejar de considerar el factor irrespeto a la ley. Y esa confluencia de anormalidades genera, a su vez, cargas estresantes para las personas, dañinas para su salud.
Si a este panorama le agregamos el impacto contaminante de las miles de toneladas de basura que producen sus habitantes, las industrias y empresas, en gran medida amontonadas en calles y solares o lanzadas al río porque no hay un sistema expedito de recogida, es obvio que la calidad de vida del ciudadano se encuentra en trance de deterioro.
Desechos y caos en el tránsito, más la deficiencia de servicios públicos y el descontrol del crecimiento urbano, enferman a la metrópolis, y de ahí que LISTÍN DIARIO haya decidido poner sus focos de atención a estos problemas y sus consecuencias, ahora que se aproxima la celebración del 520 aniversario de la fundación de la ciudad de Santo Domingo de Guzmán.
A través de una amplia lista de reportajes, el primero de los cuales insertamos hoy en esta edición, el LISTÍN DIARIO intenta completar una radiografía de las realidades y crisis que experimenta una metrópolis en continuo crecimiento, expandiéndose territorial y verticalmente, sin que todavía se hayan resuelto problemas básicos en la dinámica de vida de los ciudadanos.
Esta investigación periodística tiene el propósito de descubrir y contextualizar la profundidad de los padecimientos de una urbe, hermosa por fuera pero grotesca por dentro, que se abre a la modernidad y al progreso en medio de las metástasis que hacen, en su cuerpo, estos latentes problemas humanos y urbanos que se diseminan como un cáncer.
Es un reto de la sociedad y especialmente del Estado el unir esfuerzos para sanar y cuidar nuestra urbe, promoviendo el respeto a las leyes y normas que se han concebido para propiciar una coexistencia humana basada en los principios de la vida civilizada y en el crecimiento satisfactorio de todas las fuerzas que impulsan su crecimiento y su progreso.
A esta urbe nuestra debemos sanarla y cuidarla. Hay que luchar para que sea un hábitat vivible.