Opinión

La bomba de tiempo, otra vez

Cada arritmia que se produzca en el vertedero de Duquesa da la señal ominosa de que el Gran Santo Domingo vive a expensas de una bomba de tiempo ambiental que puede estallar en cualquier momento.

Un inesperado cambio en el modus operandis del vertedero, limitando el vertido de basuras hasta las 5 de la tarde los días laborables, bastó para que de la noche a la mañana se acumularan toneladas de desechos en toda la capital.

Esa sola anormalidad creaba, de hecho, las condiciones para que, en cuestión de pocos días, se originasen brotes de afecciones pulmonares y de otro tipo que afectaran a los ciudadanos.

Una intervención urgente del Ministerio de Medio Ambiente, acicateado por las quejas de las distintas alcaldías de la Mancomunidad del Gran Santo Domingo, forzó a una vuelta a la posición anterior en lo que respecta al trastornador cambio de horario para los vertidos.

Lo importante es que mientras las alcaldías y la empresa que maneja el vertedero discuten y llegan a un entendimiento en cuanto a las nuevas tarifas que quiere cobrar la concesionaria, las autoridades de Medio Ambiente y de Salud Pública garanticen el ritmo normal de las operaciones.

Con esto se evita que siga concentrándose más basura en las calles y que esto resulte más trastornador para la salud humana y la higiene de nuestros municipios.

Pero debe quedar claro que esto no sería más que un paliativo a una crisis que se repite en el tiempo por múltiples causas y que es preciso abordar, sin más pérdida de tiempo, la creación de nuevos vertederos y la aplicación de sistemas que favorezcan el reciclaje o el aprovechamiento de los desechos sólidos como fuentes energéticas.

Ese es el modelo que predomina en las metrópolis modernas y ya Santo Domingo debe, en este sentido, darse el puesto que se merece antes de que la bomba de tiempo latente de Duquesa nos lleve a una indeseable catástrofe ambiental.

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