Otro puente para el Ozama
El reciente colapso del puente flotante que une la Avenida del Puerto con Villa Duarte, puso al desnudo otro de los puntos débiles que tiene el sistema circulatorio del tránsito en la capital.
Una perforación en uno de los costados de las barcazas que lo mantienen a flote hizo que el agua del río Ozama le penetrara y lo inclinara y este percance, que no tuvo, por suerte, mayores consecuencias, sí provocó el taponamiento en cadena de centenares de vehículos en ambos márgenes.
Esa parálisis se extendió a un perímetro más amplio de la capital y de Villa Duarte poniendo en jaque a las autoridades del tránsito, que solo pudieron sentir alivio 9 horas después del percance.
Este episodio puso en evidencia la necesidad y la urgencia de sustituir ese puente, que inicialmente se instaló de forma provisional, por otro de al menos cuatro carriles en ambos sentidos, que permita romper los cuellos de botella en el tránsito que se originan día por día, a distintas horas, a causa del sobredimensionado flujo de vehículos que cruzan desde el oeste al este y viceversa del Gran Santo Domingo.
Un puente nuevo, de cuatro carriles en ambas vías, despejaría enormemente los congestionamientos que ya se evidencian en los puentes Juan Pablo Duarte y Juan Bosch, un poco más arrriba que el flotante, a la vez que le quitaría presión de carga a ambos.
Otra razón es que a medida que el Gobierno remoza la zona colonial y avanzan los preparativos para modernizar a Sans Soucí para convertirlos en polos gemelos del turismo, es inadmisible mantener en uso un puente que es un adefesio, porque sus barcazas, que son sus estructuras de soporte, están oxidadas, desvencijadas, y en cualquier momento pueden provocar una tragedia mayor.