Ayudemos al hogar de ancianos

En la carretera Sánchez, al oeste de la ciudad, un pequeño grupo de monjas y un puñado de voluntarios hacen por 300 ancianos lo que muchos de nosotros no podemos hacer siquiera por nuestros propios padres. Pues no se trata sólo de alimentarlos o asearlos, que ya es bastante, sino de acompañar sus últimos días con la dedicación que requiere un hombre o una mujer que, habiendo dado todo de sí durante su vida, enfrenta solo el inevitable camino hacia la muerte. Ese es el trabajo monumental que realiza la Congregación de Hermanas de los Ancianos Desamparados y cerca de setenta personas que trabajan para aliviar las penas y hacer más llevaderos los días de estas personas, dominicanos como todos nosotros, que merecen un trato digno y respetuoso, y una atención esmerada que las monjas saben darles. Pero no es suficiente el cariño y el servicio que las hermanas entregan en cada jornada. Hace falta atender una serie de necesidades que las religiosas no podrían cubrir, aun cuando el Ministerio de Salud paga al personal médico; y otras instituciones y personas aportan al sostenimiento de este asilo. Ayudemos pues de manera sostenida al Hogar de Ancianos San Francisco de Asís, por el bien de estas personas desamparadas. Y tratemos de que el próximo año no tengamos que volver a repetirlo.