Los frutos de la fe
La Navidad es la fiesta mayor de la familia cristiana. El hijo de Dios vino al mundo en carne y hueso como ejemplo de valores humanos para que la humanidad conociera el tipo de conducta que debe seguir el hombre que aspira a vivir en los brazos del Señor. En República Dominicana, la Navidad se celebra y se disfruta en familia por la fe de nuestro pueblo y la confianza que otorga vivir en un tiempo histórico en el que la tranquilidad y el sosiego vuelven a reinar para bien de todos. En el presente año, la delincuencia y el crimen organizado han disminuido considerablemente. El país avanza con buen ritmo en su derrotero económico y nuestras empresas crecen sin necesidad de aplicar despidos masivos ni reducciones salariales como ha sido la norma en otros estados del mundo. El pueblo vuelve a adueñarse de las calles y el nivel de vida, aunque todavía insuficiente, muestra índices de crecimiento. El Gobierno ha mostrado su lado humano al acercarse con humildad generosa a aquellas familias que nada tienen, para compartir sueños y esperanzas. Los planes sociales comienzan a dar frutos y el Estado empieza a organizar al país como nunca antes en su historia. De manera que son muchos los aspectos positivos que se han reunido en esta Navidad para llenar de optimismo a las grandes mayorías. Ya los frutos de la fe cristiana comienzan a crecer. Una y mil razones nos mueven a ser felices y a prepararnos para ser todavía mejores como personas y como nación. El Niño Jesús que hoy veneramos en la víspera de su nacimiento, debe ser muy feliz al lado de su padre, al contemplar como esta media isla va por el camino correcto, cada día más fervorosa y cultivadora de su ejemplo.