Año tras año crece el número de parturientas haitianas que vienen a las maternidades dominicanas, de la Capital y Santiago especialmente, a dar a luz a sus hijos. Las atenciones son gratuitas y, hasta donde se sabe, ninguna de ellas ha sido objeto de discrimen de ningún tipo. Por ejemplo, del 24 por ciento de madres haitianas que dan a luz en la Maternidad Nuestra Señora de la Altagracia, en esta capital, el 78 por ciento carece de documentos. La mayoría no habla español y no tiene récords clínicos sobre sus embarazos. Esto hace que los costos de los tratamientos sean mayores, porque las autoridades de esas maternidades tienen que suplirles medicinas y alimentos para que ellas y sus criaturas puedan sobrevivir. El costo que representa este flujo de parturientas haitianas se agrega al de otros pacientes haitianos que son tratados en los hospitales generales y especializados, donde funcionan equipos modernos y salas limpias y confortables, y todo lo asume el Estado dominicano. He aquí otra prueba inconfundible del trato que se ofrece en el país a los ilegales haitianos pese a la propaganda aviesa y antinacional que difunden los enemigos de la República para denunciar que aquí se practica la xenofobia, el racismo y la discriminación ante esos seres humanos. Encaramados en esa loma de mentiras, intentan desconocer el sentido y los alcances de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre la nacionalidad, pero tapan las realidades crudas y dolorosas que provocan que centenares de madres haitianas busquen aquí, y las reciban de gratis, las atenciones para sí y para sus hijos que no logran (ni gratuitamente ni de otra forma) en su propio país.
