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Los estragos de la sigatoka

Ya el 30 por ciento de la producción ha sido dañada y es preciso responder con prontitud al reto de salvar el resto de las plantaciones.

El banano orgánico dominicano ha logrado un extraordinario predominio en los mercados europeos y, de hecho, ese rubro se ha convertido en el segundo mayor generador de divisas agrícolas para el país. Cada año crecen las exportaciones y, en consecuencia, el ingreso de divisas por ese concepto. Por tanto, es una fuente que necesita ser estimulada, protegida y bien cuidada. Ahora gravita sobre la producción bananera nacional el efecto dañino de la sigatoka negra, una enfermedad que suele atacar esas plantaciones y que requiere, para su control, de un sostenido programa sanitario. Ya el 30 por ciento de la producción ha sido dañada y es preciso responder con prontitud al reto de salvar el resto de las plantaciones. Del cultivo y exportación de los bananos depende un alto número de familias de distintas regiones del país. Y el dominicano, en particular, es un fuerte consumidor de plátanos y guineos, sean o no orgánicos. Por lo tanto, la responsabilidad de ir en auxilio de los productores no puede ser festinada por el Gobierno y tiene que asumirse como se asumen otras emergencias nacionales, con más fondos para detener la expansión de la enfermedad y con apoyo financiero a los productores, para que no sientan el terrible peso de estos estragos en sus economías y en las de los pueblos que dependen de este cultivo.

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