Finjus, una clarinada oportuna
En el pasado reciente, algunas precandidaturas fueron anuladas en las primarias de algunos partidos, al comprobarse que los aspirantes tenían antecedentes criminales, aquí y fuera de aquí.
La Fundación Institucionalidad y Justicia ha hecho una solicitud muy atendible a la Junta Central Electoral para que sea más exhaustiva indagando y monitoreando las fuentes de las que fluyen, hacia los partidos, dineros provenientes del crimen organizado. Esa entidad tiene el temor de que, si no lo ha hecho ya, el narcotráfico penetre en la actual campaña electoral, financiando candidaturas para lograr dos propósitos a la vez: blanquear dineros ilícitos y comprar indulgencias e impunidades futuras. Ya lo han hecho en otros países y el resultado ha sido un descalabro de la institucionalidad, una contaminación de la moral social y un ascendente control de poderes públicos, como los tribunales de justicia y los congresos. El temor de la FINJUS va más lejos: cree que también el crimen organizado y los narcotraficantes busca penetrar a las organizaciones de la sociedad civil, para contaminar también la fuerza e influencia que ellas tienen en su lucha por el bien común ante gobiernos corruptos o indiferentes. En el pasado reciente, algunas precandidaturas fueron anuladas en las primarias de algunos partidos, al comprobarse que los aspirantes tenían antecedentes criminales, aquí y fuera de aquí, que los invalidaban para acreditarlos como candidatos. La sociedad tiene que mantener en alto su propia vigilancia, para que los agentes, cómplices y beneficiarios del crimen organizado no se salgan con las suyas, buscando falsas “legitimidades” o el control de los poderes públicos, experiencia que hasta ahora ha sido ultra-funesta en muchos países donde el fenómeno se dio sin que nadie lo detuviera.