Il Cavaliere destronado
No es simplemente un cambio de mando, de figuras, el que resuelve la situación, sino un drástico giro en el manejo de las economías que evolucionan a marchas forzadas tras la reciente crisis mundial.
Silvio Berlusconi, el hombre que desafió y burló toda la ritualidad del poder, acaba de dimitir como primer ministro de Italia, al peso de la onda expansiva de una crisis que sacude hoy, política y económicamente, a la Unión Europea. Su par griego lo hizo apenas unos dias atrás, abrumado por la bancarrota de su país, y ahora Berlusconi agrega otro punto suspensivo. Es probable que las naciones europeas cuyas economías se encuentran en crisis vean repetir el mismo cuadro. La incapacidad para imponer austeridad y hacer frente a su creciente endeudamiento, a tenor de las reglas trazadas para el rescate financiero que han asumido algunas naciones más estables y el Fondo Monetario Internacional, ha colocado a Grecia e Italia en el precipicio de una crisis más profunda. No es simplemente un cambio de mando, de figuras, el que resuelve la situación, sino un drástico giro en el manejo de las economías que evolucionan a marchas forzadas tras la reciente crisis mundial y que ha desatado una de las olas de desempleo jamás vistas en Europa en tiempos de paz. Los pueblos se están levantando para protestar por este estado de cosas que es, en buena medida, el fruto de la especulación en los mercados y la corrupción, porque es el que mayormente carga con todo el peso de los ajustes, mientras grupos minoritarios de intereses salen ilesos, o mejor dicho, gananciosos con más capitales generosos que les llegan para evitar que también colapsen. La caída de Berlusconi es otra señal del nivel de resquebrajamiento que proyecta esta crisis que, de acuerdo con los más realistas, podría derivar en una división de la unidad europea y hasta en un descalabro de su insignia monetaria, el euro.