La prensa contra las cuerdas

23 periodistas han sido asesinados en lo que va de año en América Latina, mientras en varios países el acoso asume distintas formas, tanto por vías de leyes o normas como por prácticas autoritarias de gobiernos legítimamente elegidos contra los medios independientes. En el fondo subyace no sólo una corrupción de la democracia, cuyo pilar es precisamente el respeto a la libertad de expresión, sino un deterioro de las condiciones de protección o seguridad en que debe ejercerse el periodismo en ambientes desajustados por el terrorismo o por los negocios del crimen organizado. Este es el telón de fondo que proyectará la realidad de la libertad de prensa en el hemisferio cuando se inaugure hoy en Lima, Perú, la 67a Asamblea General de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). Un fenómeno perturbador que se está presentando en varios países donde la libertad de prensa enfrenta crónicas amenazas es el que usan algunos gobiernos para comprar o tener el control indirecto de medios de comunicación y programas radiales y televisivos, desde los cuales se pretende inculcar la idea al pueblo de que la libertad de prensa es un privilegio exclusivo a favor de empresarios o dueños de periódicos y no un valor universal, e inalienable, del pueblo. Es un hecho insólito: un ataque a la democracia desde “democracias” falsas invirtiendo el sentido y el alcance de una libertad que cada día, como vemos, encuentra barreras muy sutiles o muy bruscas, con las que se intentan mediatizar a los medios, induciéndolos a la censura o la autocensura. El asesinato de tantos periodistas y las marchas forzadas al exilio de otros muchos son muestras ominosas de esta realidad, a la que hoy dan frente, gallardamente, los medios que libran su incansable lucha por el imperio de esta libertad en América Latina desde la SIP.