Correcto paso de la Cancillería
La diplomacia dominicana ha estado dando señales de que no es tan pasiva ni tan indiferente frente a los eventos que pueden perjudicar la imagen internacional de nuestro país. Eso lo está demostrando con la forma directa y franca con que ha dirigido notas de quejas o protesta frente a la obsesa y sistemática campaña que desarrolla el padre Christopher Hartley Sartorius para presentar al país como un modelo de esclavismo, y frente a otras circunstancias. En tal contexto, ha sido correcta la decisión de nuestra Cancillería al ordenar al embajador dominicano en España, César Medina, que presente formalmente ante la jerarquía católica de ese país una nota de protesta por las denuncias del padre Hartley y, a la vez, le elevara una solicitud para que intervenga a fin de que se descontinúe esa “insana” e “innoble” campaña. El país tiene suficientes argumentos y pruebas para desmontar las extravagancias del padre Hartley y no se justifica que, estando en buena posición defensiva, permita que las mentiras que ese sacerdote divulga por el mundo sean tomadas como verosímiles y provoquen que, a nivel internacional, se nos tenga por una nación que atropella y esclaviza a los trabajadores inmigrantes o que se presta para que, en su territorio, se perpetren aberraciones humanas propias de las antiguas sociedades incivilizadas. Creemos que la Cancillería ha actuado de la manera más apropiada y correcta y que esa debe ser la línea de trabajo de la diplomacia dominicana a la hora en que puedan ponerse en juego intereses supremos de la nación, tanto si eventualmente pueden ser afectados programas o acuerdos que benefician a la economía como si se pretendiera causar desmedro a las políticas de amistad, respeto y solidaridad que norman nuestras relaciones con el resto del mundo.