Un acuerdo entre todos

La crisis eléctrica es, hoy por hoy, el mayor dolor de cabeza de la economía nacional. La maquinaria productiva del país está a expensas de ella. Si trabaja con fallos y con altos costos pudiera decirse que el aparato del desarrollo es endeble o frágil. Una verdadera sangría de recursos, en paralelo con otra de pérdida de la competitividad, tiene al punto de colapso al sector eléctrico sin que se haya visto salida inmediata al túnel de la oscuridad y de la ineficiencia que lo caracteriza. Tanto el Fondo Monetario Internacional como los grandes bancos (BID y BM) nos reclaman una pronta atención seria al problema y están dispuestos a canalizar dinero, especialistas y otras asistencias para enfrentar el problema. Los principales generadores, en una entrevista para el LISTÍN, hacen una propuesta interesante: que los mayores partidos políticos del país diseñen, junto al gobierno, un plan integral para decidir los pasos inexcusables que deben de darse en este contexto. Se busca un compromiso formal del liderazgo político con un programa de largo alcance que establezca objetivos viables y que no pueda ser cambiado antojadizamente en cada gobierno, a ver si de ese modo las soluciones que se procuran son permanentes y los remedios eficaces, no improvisados ni estérilmente costosos, como ocurre ahora.