Una vergüenza para América
Siempre vivimos con la impresión de que los equipos imbatibles del béisbol eran los de estas tierras americanas. Pero ahora, con el Clásico, hemos despertado con la pesadilla de que no es así y que estábamos muy lejos de la verdad. Sólo conocíamos las hazañas de los equipos y peloteros de Estados Unidos, México, Cuba, Puerto Rico, Venezuela o República Dominicana, sin reparar mucho en que por otras latitudes del planeta hay otros también mejores. Los equipos asiáticos han demostrado sus calidades en los dos clásicos, dejando mal parados a equipos que se consideraban los más completos de América Latina, y mostrando una supremacía y un alto nivel disciplinario incomparables. Han dado un ejemplo de organización y consagración en una disciplina deportiva y se han hecho dignos de ser reconocidos y aclamados como excelentes jugadores de béisbol. Ha servido todo esto para bajarle los humos a algunos arrogantes peloteros, para poner en evidencia las debilidades de nuestros equipos y para demostrar que la honestidad e integridad profesional son básicas, tanto como la disciplina y el amor patrio, para alcanzar el éxito. Mientras esos peloteros asiáticos se consagraron a la búsqueda del triunfo, del otro lado de la competencia aparecieron peloteros latinos que combinaban el juego con el trago o las parrandas, una verdadera vergüenza para toda América.