Linchamientos

En la comunidad de La Cueva, Yaguate, tres individuos fueron linchados por una multitud hastiada de los robos y atracos que se cometen frecuentemente allí. Las noticias hablan de que centenares de personas, unidas en una persecución, usaron cuchillos, palos y sogas para masacrar hasta morir a tres delincuentes, que resultaron ser jóvenes entre 25 a 30 años. Hay muchos rateros en nuestras calles que actúan impunemente, más ahora que bajo un código procesal penal tienen el chance de robar y matar y estar de nuevo en sus andanzas criminales a pocas horas o días del crimen. En otros lugares y otras circunstancias, otras multitudes han hecho lo mismo con malandrines a los que sorprenden atacando o desvalijando propiedades ajenas. En tres barrios de Santiago se anuncia que se han formado grupos de defensa para impartir justicia por sus propias manos frente a los delincuentes. Esta tendencia podría generalizarse, en la medida en que la ciudadanía se sienta desprotegida o muy vulnerable a la acción de los delincuentes. Estamos bajo el imperio de un clima de violencia, de sangre y de muerte que cada día nos muestra sus sobrecogedores elementos. Para una convincente muestra, sólo en casos vinculados a la delincuencia murieron 2 mil 144 personas el año pasado. Y no hay indicios de que esta rueda mortífera se vaya a detener pronto en un punto de no retorno. Que Dios se apiade de esta sociedad tan indefensa ante tantos asesinos y malvados que nos quieren robar la paz y la esperanza en un mejor porvenir.