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Enfoque

En la vida todo tiene dos caras: El caso de Haití

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José Lois MalkunSanto Domingo, RD

Una buena y una mala. Comencemos con la mala. La máxima preocupación del país, fuera de los problemas internos, es la crisis de Haití. No hay espacio para considerar ni siquiera la posibilidad de flexibilizar la entrada de los que huyen de una guerra declarada por bandas armadas.

No importa cuánto presione la ONU. Tenemos más de un millón de ciudadanos haitianos en un país de ingresos bajos, de 48 mil kilómetros cuadrados y una población cercana a 11 millones de habitantes, con un 23% de pobres.

Y el problema es muy sencillo. No aguantamos más inmigrantes ilegales haitianos que buscan protección en nuestro país, porque la economía no lo soporta. En consecuencia, la crisis de Haití es un gran problema sociopolítico, que le está costando mucho dinero al gobierno dominicano para proteger las fronteras y darle atención sanitaria y educativa a los haitianos que ya residen en el país.

Pero hay otra cara buena y es comercio.

En los años previoS al terremoto (2010), las exportaciones dominicanas hacia Haití fluctuaban los 800 millones de dólares. A partir del 2011 comenzaron a superar los mil millones de dólares hasta el 2016, que volvieron a caer, terminando en el 2019 y 2020 con 820 y 751 millones de dólares, respectivamente.

Resulta que a raíz del asesinato de Jovenel Moise, a mediados del 2021, el desastre vuelve a invadir a Haití, alcanzando el grado de ingobernabilidad.

Y en ese año precisamente las exportaciones vuelven a subir retornando casi a los mil millones de dólares y en el 2022 de nuevo supera esa cifra con 1.040 millones de dólares (8.4% de las exportaciones totales).

Las exportaciones hacia Haití han aumentado del 2016 al 2022 en un 27%, convirtiéndose el pasado año en el segundo país, después de Estados Unidos, en el mayor destino de nuestras exportaciones. Superó a Suiza, que ocupó el segundo lugar en años previos debido a la exportación de oro. Obviamente, en ese aumento influyen las alzas de precios.

Y si la crisis continúa y se profundiza, esas exportaciones podrían superar los 1,200 millones de dólares en el 2023, ya que tanto el aeropuerto como los puertos marítimos se han convertido en un gran peligro para el transporte de bienes.

Sin embargo, ningún volumen de exportación compensa la gravedad que representa la crisis de Haití, aunque muchos se frotan las manos por los pingües beneficios de ese comercio.