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La colaboración público-privada, vital para salir de la crisis

En el Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica (CEAPI) hemos analizado cuál va a ser la clave del éxito de la lucha contra la crisis económica que el COVID-19 ha desatado. Si tenemos que resumirlo, la respuesta es clarísima: confianza en el empresario.

Como dice la secretaria general iberoamericana, Rebeca Grynspan, el siglo XXI empieza de verdad ahora. Este es el punto de inflexión que cambia nuestro mundo. A la hora de hacer frente a la crisis económica se detectan dos actitudes: las de gobiernos aliados con los empresarios y la de gobiernos recelosos de los empresarios. Para conseguir el éxito necesitamos colaborar, necesitamos crear empleo y reconstruir la economía. La alianza entre lo público y lo privado es vital para todos.

Superar la pandemia y diseñar el mundo del futuro son las dos grandes asignaturas que tiene por delante nuestra generación. Retos a los que estamos convocados todos los ciudadanos, desde los políticos a empresarios pasando por las diferentes organizaciones de la sociedad civil.

Se trata de una doble tarea a impulsar de forma paralela. Primero porque lo urgente (salvar vidas) no impide empezar a trabajar para diseñar los pilares del mundo de la pospandemia. En segundo lugar, ahora es cuando deben tejerse las alianzas y las sanas complicidades que sirvan como escudos protectores para mantener esas relaciones cuando lleguen los momentos difíciles en los que peligren los consensos.

En esa nueva etapa, nada duradero se podrá construir sin mutua confianza entre gobiernos y ciudadanía, entre el empresariado y los responsables de las administraciones, así como entre la población y el sector empresarial. Los empresarios iberoamericanos, a ambos lados del Atlántico, necesitan saber que son escuchados, que se les requiere y consulta y que se les deja trabajar con libertad y con seguridad jurídica. Por su parte, la sociedad y los gobiernos deben percibir que el sector empresarial tiene una visión país, global e integral, que va mucho más allá de sus propios intereses.

Y eso ya lo ha puesto en evidencia el empresariado iberoamericano: durante la crisis sanitaria, ha mostrado compromiso y responsabilidad social, solidaridad y capacidad para movilizar recursos y llegar donde no alcanzaban los poderes públicos. En la fase de la reconstrucción el sector empresarial de Iberoamérica cuenta con otras fortalezas nacidas de su experiencia a la hora de dirigir empresas en tiempos de crisis que le hace acreedor de poder ser escuchados y atendidos en sus recomendaciones. Los gobiernos conocen lo macroeconómico, pero en el terreno son los empresarios quienes por su trabajo en el día a día saben mejor cuáles son las necesidades de cada momento para cada sector.

Sobre la base de esa mutua confianza entre los actores sociales podrá desplegarse en el mundo de la pospandemia una más intensa colaboración social y una mayor cooperación público-privada. Porque la reconstrucción de lo público va más allá de lo estatal, es una tarea de todos. La vieja dicotomía público vs privado queda añeja. Es tiempo de alianzas público-privadas y de desplegar una intensa colaboración social nacida de esa mutua confianza capaz de alcanzar un desarrollo sostenible, inclusivo e integral, el mejor antídoto frente a la tentaciones proteccionistas, populistas y autoritarias.

Por todo ello es muy importante, desde ahora, construir plataformas de consenso y coordinación. La clave es la confianza de los ciudadanos hacia sus dirigentes y hacia los empresarios. Y la confianza es el resultado de la credibilidad la cual es el resultado de un liderazgo que no solo corresponde a los políticos, sino que también debe ser ejercido por los empresarios iberoamericanos.

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