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El FMI recomienda cautela en la reapertura económica de América Latina

La recuperación en la región vendría a partir de 2021

El director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI), Alejandro Werner, ha recomendado cautela a los países de América Latina a la hora de reabrir sus economías y dejar a la ciencia y a los datos guiar el proceso de reapertura de la región, que cuenta con un 25% del total de casos de coronavirus a nivel global y más de 100,000 fallecidos.

Werner ha explicado que muchos países cuentan con algunos aspectos como la alta tasa de informalidad, la poca preparación para soportar nuevos rebrotes de la enfermedad, con un número limitado de camas de unidades de cuidado intensivo y una escasa capacidad para realizar pruebas de reconocimiento, lo que complica la gestión de un rebrote de la enfermedad.

Por otro lado, el director ha indicado que el crecimiento del primer trimestre en la región fue peor de lo esperado para la mayoría de los países, mientras que otros indicadores como la producción industrial, las ventas minoristas o el desempleo sugieren que el declive durante el segundo trimestre será más profundo que el proyectado en abril.

Además, la rápida propagación del brote vírico indica que las medidas de distanciamiento social necesitarán permanecer por un período de tiempo más prolongado, lo que contraerá la actividad económica en la segunda mitad del año y dejará más "cicatrices en el futuro".

CONTRACCIÓN DEL 9.4% EN 2020

Las recientes previsiones del organismo para el continente realizadas apenas hace unos días apuntan a una contracción del 9.4% este año, lo que supone un incremento de cuatro puntos porcentuales respecto a las estimaciones de abril. La recuperación en la región vendría a partir de 2021, con un repunte del 3.7%.

El FMI proyecta caídas en todos los países de la región analizados. En concreto, las economías más afectadas serían Perú y México, con caídas del 13.9% y del 19.5%, respectivamente. En el caso de Perú, el país se recuperaría a una tasa del 6.5% en 2021, la más alta de la región, mientras que México repuntaría un 3.3% el año que viene.

En Argentina, la caída proyectada es del 9.9% en 2020, con una recuperación del 3.9% a partir de 2021; Brasil caería un 9.1% este año y se recuperaría a un nivel del 3.6% en 2021; Chile proyecta un descenso del 7.5% este año y un repunte del 5% en 2021; Colombia se contraería un 7.8% en 2020 y se recuperaría a un nivel del 4% en 2021.

En el caso de Venezuela, que vive inmersa en una crisis humanitaria, el FMI proyecta un desplome del 20% este año y una contracción del 5% en 2021.

Por otro lado, las economías centroamericanas experimentarán una profunda recesión en 2020 y una recuperación gradual a partir de 2021, debido a los impactos sobre el turismo y las remesas, entre otros factores.

La contracción en el comercio ha sido "particularmente dura" en Panamá, El Salvador y Nicaragua, mientras que la caída del turismo ha afectado de modo severo a República Dominicana, Costa Rica y al resto de países caribeños.

En este contexto, el FMI ha destinado buena parte de sus ayudas financieras a la región, con un total de 5,200 millones de dólares (4,637 millones de euros) repartidos en 17 países del continente. Adicionalmente, el acceso a líneas de crédito flexible ha sido aprobado para Chile, Perú, Colombia y México por una cantidad total de 107,000 millones de dólares (95,421 millones de euros).

A pesar de las complicadas perspectivas, Werner indica que las condiciones de financiación externas parecen haber dado un respiro en las últimas semanas, reflejando acciones sólidas por parte de los bancos centrales de economías avanzadas, que han permitido que algunos países emitan títulos de deuda en el extranjero. Sin embargo, advierte Werner, las condiciones financieras siguen siendo más complejas que en el panorama prepandemia y apuntan a permanecer en un ambiente de volatilidad por algún tiempo.

POLÍTICAS CREATIVAS

Respecto a las prioridades en las políticas de las autoridades, el director explica que la prioridad inmediata de los gobiernos consiste en proteger las vidas de las personas. Dado el espacio fiscal limitado de los países, Werner indica que los países deberán repensar los gastos e incrementar la eficiencia de los mismos a través de "maneras creativas" para alcanzar a diferentes segmentos de la sociedad, especialmente en aquellos sitios en los que los niveles de informalidad son altos.

En cuanto a la política monetaria, el FMI aconseja que los bancos centrales mantengan una política expansiva, dada la perspectiva de inflación moderada, las brechas en la producción y las altas tasas de desempleo. Así, el recorte en los tipos de interés y otras medidas proyectadas para mercados específicas deberían ser consideradas hasta donde sea posible para apoyar la actividad económica y asegurar el apropiado funcionamiento de los mercados financieros.

Las medidas de mantenimiento de empleo, tales como las ayudas a las nóminas y la financiación del capital de trabajo, serán importantes para evitar el cierre de empresas viales, reducir el desempleo a largo plazo y apoyar la recuperación económica.

Con todo ello, Werner apunta que las políticas de contención y mitigación del virus deberían ser calibradas de manera adecuada para evitar una segunda ola de la pandemia y que se pueda gestionar de forma localizada los nuevos brotes.