La pandemia del coronavirus, un gran retroceso para el empleo de las mujeres

Las mujeres están más presentes en los empleos más afectados por las medidas de confinamiento

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Véronique Dupont (AFP)Londres, Reino Unido

El choque económico de la pandemia del coronavirus está provocando un gran retroceso en el empleo de las mujeres, que pierden su trabajo, dimiten o se ven obligadas a ocuparse más de los niños que los hombres.

“Las mujeres, a causa de su sobrerrepresentación en el sector servicios, se vieron golpeadas de forma desproporcionada por el COVID-19”, subraya C. Nicole Mason, directora del Institute for Women's Policy Research, un centro de reflexión estadounidense.

“En el Reino Unido y en Estados Unidos, las mujeres tienen más posibilidades de haber perdido su empleo que los hombres”, bien por ser despedidas, bien por verse obligadas a dimitir para ocuparse de sus hijos si estos no pueden ir a la escuela, explica Chris Rauh, profesor de economía en la Universidad de Cambridge, entrevistado por la AFP.

Las mujeres están más presentes en los empleos precarios o en los sectores especialmente afectados por las medidas de confinamiento implantadas para luchar contra el coronavirus, como la restauración, la hostelería, la organización de eventos, las peluquerías, etc.

En el Reino Unido, esos serán los sectores que más tarde reanudarán su actividad, en julio como muy pronto, mientras que los otros comercios o la industria ya empezaron a funcionar de nuevo.

Pero incluso cuando conservan su empleo, las madres confinadas suelen tener que ocuparse más veces de los hijos que los hombres, sin contar las tareas domésticas, apunta el Instituto para los Estudios Presupuestarios (IFS), un gabinete de ideas británico, en un estudio publicado la semana pasada.

Testimonio

Sarah, que trabaja en la industria del cine, se queda despierta hasta la 01:00 de la madrugada cada día para poder cumplir con su trabajo, mientras su hijo y su hija duermen. Una periodista de un gran medio británico se levanta a las 05:30 cada día para adelantar trabajo antes de que se levanten sus hijos.

“No me atreví a pedir que me cambien los horarios de trabajo, no quiero que digan que no llego”, admite Sarah.

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