Mujeres rurales abogan por mejor acceso a agua y tierra en América y el Caribe
Mujeres rurales y figuras del sector agropecuario de América y el Caribe abogaron por un mejor acceso a la tierra, el agua y la conectividad, con el fin de cerrar las brechas de género en el sector que se están incrementando con la pandemia del COVID-19.
Procurar mayor acceso de las mujeres rurales a la tierra, crear ofertas de capacitación acompañadas de acceso a Internet y herramientas tecnológicas de producción, generar sistemas de financiamiento diferenciados y desarrollar políticas públicas en materia del cuidado de la familia fueron algunas de las estrategias propuestas por estas féminas.
El Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), con sede en Costa Rica, informó que esas fueron algunas de las conclusiones de una serie de foros virtuales que organizó en los últimos días para discutir sobre la brecha de género y las repercusiones de la pandemia en las mujeres agricultoras.
En el último foro participaron la senadora mexicana Beatriz Paredes; la jefa de la División Género y Diversidad del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), María Caridad Araujo; la directora de Relaciones Externas del IICA, Beverly Best; y el director general de este organismo, Manuel Otero.
“Si las productoras rurales tuvieran las mismas oportunidades que los hombres, el rendimiento de las cosechas ascendería de 20% a 30%”, explicó Otero.
Por su parte, la senadora Paredes consideró “indispensable que se garantice que no haya hambruna en los territorios rurales y zonas marginales”, ante lo que “es fundamental tomar medidas de prevención urgentes”.
Otro de los desafíos urgentes de la región es garantizar el acceso al agua en el marco de la crisis sanitaria por el COVID-19
“Las zonas rurales concentran más del 60% de la población que no tiene acceso al agua. En la recuperación existen oportunidades de desarrollar inversiones en esta materia, en conectividad y en las agendas de inclusión, dándoles prioridad en el ámbito rural”, dijo María Caridad Araujo, del BID.