¿TRABAJAR O ESTUDIAR?

Factores que caracterizan a los “millennials” de nueve países de la región Latinoamericana

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Cándida AcostaSanto Domingo, RD.

Lo primero que un joven de estos tiempos busca es estudiar y ganar dinero, pero en ese caminar se requiere de políticas públicas que faciliten al tránsito del estudio al trabajo remunerado. Es lo que se desprende de un nuevo estudio del BID, como parte de un proyecto regional denominado ¿Trabajar o estudiar? Habilidades necesarias para insertarse con éxito al mercado laboral.

Actualmente, los jóvenes de la región latinoamericana asisten más a las escuelas y al mismo tiempo se enfrentan a un mercado laboral cambiante “en el que la irrupción de nuevos adelantos tecnológicos amenaza con automatizar tareas y ocupaciones”, dice el estudio editado Rafael Novella, Andrea Repetto, Carolina Robino y Graciana Rucci. El prólogo fue escrito por Marcelo Cabral, gerente del sector social del BID; Arjan de Haan, director del programa de economías inclusivas del Centro de Investigación para el Desarrollo de Canadá, y Mauricio Duce, presidente ejecutivo de Espacio Público.

De acuerdo con los resultados de la encuesta:

*Un 41% de los jóvenes en la región se dedica exclusivamente al estudio, un 21% solo trabaja, un 17% realiza ambas actividades y un 21% no estudia, se capacita o trabaja. Además, los jóvenes muestran una temprana inserción laboral (a los 16 años, en promedio) y altas tasas tanto de informalidad como de rotación laboral.

*Alrededor de un 40% de los encuestados no es capaz de realizar correctamente cálculos matemáticos muy sencillos, útiles para la vida diaria, como repartir un monto de dinero en partes iguales.

* En promedio, los jóvenes del estudio carecen de algunas habilidades técnicas esenciales para el nuevo mercado laboral (por ejemplo, menos de un cuarto declara hablar fluidamente inglés), pero que a la vez poseen otras capacidades igualmente relevantes (por ejemplo, indican manejar dispositivos tecnológicos con facilidad).

Las mediciones de habilidades socioemocionales arrojan, resultados más prometedores, por lo que permiten ser optimistas respecto de las posibilidades de los jóvenes de insertarse en el nuevo mercado laboral. En efecto, los jóvenes de la región muestran altos niveles de autoestima, autoeficacia, pasión y perseverancia.

* El estudio devela que los jóvenes de América Latina y el Caribe son, en general, optimistas acerca de su futuro. De hecho, aunque la cobertura actual de la educación superior en la región se ubica en promedio alrededor del 40%, una ma­yoría abrumadora de los encuestados aspiran y declaran estar altamente seguros de completar la educación superior.

*Otro aspecto relevante

Los jóvenes no cuentan con suficiente información so­bre la remuneración que pueden alcanzar por cada nivel de educación, lo que podría llevarlos a tomar decisiones equivocadas sobre su inversión en ella.

*Alto desempleo e informali­dad

Estos juegan un rol en la incidencia de conductas de riesgo como el embarazo en adolescentes, las pandillas juveniles y los actos de violencia. Para que la región alcance un desarrollo sostenible, se requiere de economías más inclusivas y de un esfuerzo decidido por elevar el capital humano. Para ello, brindar oportunidades a los jóvenes no es solo bueno para sus propias perspectivas. También lo es para el desarrollo económico, la cohesión social y el bienestar general.

* Rezagos importantes en la productividad

De hecho, la productividad media del trabajo en América Latina y el Caribe es apenas un cuarto de la de los Estados Unidos, brecha que escasamente se ha cerrado en las últimas dos décadas.

* Por la parte laboral

El 70% de los jóvenes que trabajan están empleados en actividades informales. Entre ellos hay una alta rotación laboral. En efecto, en sus cuatro años promedio de vida laboral, los jóvenes han tenido una media de 3.5 trabajos.