Lenin Ramírez: “La gente tiene que crear sus propias cosas”

Para Lenin Ramírez Mora, conocido en su barrio como “Saulito”, nada sucede por casualidad. Los sueños se logran si tu corazón te dice que eso es lo que quieres y luchas para ello.

Este joven, de 32 años, empezó hace 12 años a emprender. En ese momento estudiaba ingeniería civil en el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (Intec) y con el afán de tener lo suyo, abrió una papelería y un centro de internet en el Barrio Duarte, de Herrera.

Junto a sus padres, Rosa y Saulo, también emprendió una cafetería en una universidad de la zona.

Él se sentía bien así, sus estudios y sus negocios iban bien, pero un día le nació el deseo de inscribirse a estudiar redes en el Instituto Tecnológico de Las Américas (ITLA). Allí veía en los pasillos a jóvenes diseñando, editando videos y audios y retocando fotografías.

Lenin sabía que algo de esto le llamaba la atención y por “curiosidad” siempre se quedaba mirando lo que hacían estos chicos. Él dibujaba desde pequeño y no imaginaba que ahí estaba su gran pasión, lo que le daría el sustento de cada día.

“A mí lo que me gustaba de verlos a ellos en eso es que creaban lo que querían y entiendo que la gente tiene que crear sus propias cosas”, comenta el emprendedor que al descubrir su amor por el diseño gráfico y la publicidad dejó la universidad y se inscribió en el ITLA en más cursos y talleres relacionados con esta carrera.

¿Por qué estudiaba ingeniería? Por las razones típicas por las cuales un joven se inclina por una profesión con la que no se siente cómoda: las influencias de sus padres y el querer complacerlos.

Lanzarse sin miedos Su primera oportunidad, por la cual abandonó los demás negocios, fue como editor de videos en tres reconocidos programas de televisión. Ahí duró un año hasta que conoció a quien ahora es su esposa, Katherine Portorreal, una chica que también compartía sus aspiraciones de tener lo suyo.

Así, esta pareja joven empezó a trabajar en el diseño de los logos de las promociones de cuarto de bachillerato de colegios ubicados en Herrera y a confeccionar sus uniformes del último año. El primer centro educativo que les apoyó con su proyecto ya había escuchado sobre Lenin y tenía buenas referencias de él. Por eso, su reputación la construye cada día con sus clientes y colaboradores. Ellos son lo más importante de su negocio.

“Se puede pensar que fue suerte. No fue así. Yo fui trabajando para que la gente me recuerde de buena forma”, expresa contento de que ahora cumple sus sueños y puede servir de ejemplo a otros jóvenes.

Pasaron 10 años y después de muchas caídas y de volver a levantarse, Lenin y Katherine han visto crecer a Proyecto MIDAS en El Libertador de Herrera. Ellos han madurado su proyecto y ya no sólo trabajan a colegios, sino también a empresas o a cualquier persona que desee uno de los servicios que ofrecen.

Riéndose de sus errores del pasado por la falta de experiencia, ellos cuentan que ahora tienen tanta preparación que el negocio ha dado un giro y de solo diseñar o colocar un logo en ropas y artículos, crearon el concepto “publicidad 360” sumando a su portafolio la captura y edición de fotos, la grabación y edición de videos, la asesoría gráfica de una empresa desde su concepción, el manejo de redes sociales y páginas web, la sublimación y los bordados.

Su nueva meta para reinventarse es abrir un local en el centro de la ciudad porque su filosofía empresarial ha sido “lanzarse sin miedo y en el camino vemos”.