ALERTA ROJA
Las lluvias fuerzan el cierre de las principales carreteras colombianas
Las lluvias que afectan a Colombia desde el pasado 1 de septiembre han obligado a las autoridades a declarar la alerta roja en muchas regiones y al cierre del tráfico en algunas de las principales carreteras del país. El mayor problema se registra en la llamada carretera del Alto de La Línea, sobre la cordillera Central andina, entre Ibagué y Armenia, capitales de los departamentos del Tolima y Quindío, respectivamente. El ministro colombiano de Transporte, Germán Cardona, dijo hoy a periodistas en el lugar, en el que se registra un enorme desprendimiento de la banca hacia un precipicio, que la situación "es difícil pero controlable". Las intensas lluvias que afectan al país han causado 101 muertos, 91 heridos y 8 desaparecidos y un total de 481 vías, entre principales y secundarias, han quedado destruidas en 358 de los 1.102 municipios de 27 de los 32 departamentos. Las precipitaciones en la actual temporada se intensificaron por el fenómeno climatológico de "La Niña" y el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia (Ideam) calcula que las lluvias se prolongarán hasta enero próximo. Deslizamientos, caída de puentes e inundaciones forzaron a las autoridades a cortar el tráfico. En el caso del Alto de La Línea, se trata de una carretera que une el centro del país con el noroeste y el suroeste. En esa carretera, al menos 30.000 toneladas de distintas mercancías están bloqueadas desde el fin de semana, pues es carga que ingresa o sale desde y hacia Bogotá, y desde la capital y el interior hacia el sur y el oeste, a Buenaventura, principal puerto del país sobre el océano Pacífico. Diariamente se mueven por La Línea entre 110.000 y 120.000 toneladas, y de ellas unas 30.000 de alimentos en 3.700 camiones que por allí circulan. El presidente de la Federación Colombiana de Transportadores de Carga por Carretera (Colfecar) Jaime Solórzano, calculó, en declaraciones a periodistas este martes, que diariamente se pierden unos 5 millones de dólares por el corte de las vías. En otras carreteras, como la llamada autopista Bogotá-Medellín, que une a las dos principales ciudades colombianas, también hay tramos cortados por deslizaientos, mientras en la costa atlántica, la "carretera de La Cordialidad", entre Cartagena, Barranquilla y Santa Marta, también está interrumpido el tráfico hace varios días. La situación es insoportable para centenares de camioneros que piden al Gobierno agilizar los pasos provisionales. El ministro Cardona señaló que si el clima lo permite, antes del fin de semana habrá paso en el Alto de La Línea. Mientras, el Gobierno ordenó este martes el envío de agua potable y asistencia alimentaria para quienes están prácticamente atrapados en esa carretera. Otra alternativa que propuso el ministro Cardona es que los vehículos se devuelvan y tomen una ruta alterna, rechazada por los conductores, pues implica mayores costos. Una solución provisional, aunque no para La Línea, fue anunciada el lunes por el ministro colombiano de Defensa, Juan Carlos Pinzón, al ordenar a la Brigada de Ingenieros Militares utilizar varios puentes que las Fuerzas Armadas tienen en sus inventarios. Mientras, el ministro de Minas y Energía de Colombia, Mauricio Santa María, reportó también que se revisan "hora tras hora" los embalses del país. Y el titular colombiano de la cartera de Agricultura, Juan Camilo Restrepo, dijo que pese a la situación no hay problemas de abastecimiento de alimentos. Desde Londres, donde está en visita oficial, el presidente Juan Manuel Santos mantiene permanente comunicación con los ministros y con los directivos de entidades como la Dirección de Gestión de Riesgo (DGR), "a quienes reiteró que sigan pendientes frente a la emergencia (...)", informó la sede del Ejecutivo en Bogotá. Entre abril de 2010 y el mismo mes de este año, Colombia sufrió la más prolongada temporada de lluvias en décadas, que provocó la muerte a más de 440 personas, dejó 3,6 millones de afectados, causó destrucción de vías, puentes, centenares de casas, anegó miles de hectáreas de cultivos y ahogó miles de cabezas de ganado y aves de corral.