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En El Cairo se baila bachata

El poeta Frank Báez acaba de regresar de la capital de Egipto donde presentó, en el Instituto Cervantes, una selección de su poesía, “Veinte postales”, traducida al árabe por Mark Gamal.

Encuentro. David Puig (Ministro Consejero), Gabriela Bonetti (Embajadora de la República Dominicana en Egipto) y Frank Báez.

Encuentro. David Puig (Ministro Consejero), Gabriela Bonetti (Embajadora de la República Dominicana en Egipto) y Frank Báez.

En El Cairo, a Frank Báez le ocurrió un milagro. No fue como en Bogotá, de donde salió ileso cuando una noche, mientras andaba con su amigo norteamericano Kris, ocho gamines se le lanzaron encima, y uno de ellos le puso una navaja en el cuello, pidiéndole “la bolsa o la vida”.

De aquella aventura colombiana recogida en su crónica “Milagro en Bogotá”, (“Bogotá contada”, ediciones Libro al viento, 2013), Frank no salió con la ayuda de solidarios vecinos o de autoridades encargadas del orden. Lo hizo, a su decir, porque “¿Les habré parecido un dominicano miserable que no valía la pena desgraciar?” Podría ser.

Cuando los gamines lo dejaron en paz, Frank salió corriendo hacia la esquina donde lo esperaba su amigo Kris quien, al verlo llegar, exclamó: “-Fue un milagro”.

En el Cairo, el milagro para Frank fue distinto. Allí no encontró noches trashumantes ni gamines con navajas afiladas, sino una delegación de compatriotas del cuerpo diplomático, encabeza por la Embajadora Dominicana Gabriela Bonetti, y el Ministro Consejero, David Puig. Ellos lo invitaron a la Semana de la Cultura Dominicana, junto con autores locales y poetas de Siria y Grecia.

No bien abrió sus maletas lo más rápido que pudo en la cama de su habitación, salió del hotel en busca de fábulas andantes. Una vez en la sede del evento, alguien le informó una sorpresa agradable: allí se pondría en circulación una selección de su poesía bajo el título de “Veinte Postales”. Un tomo que el propio autor cuidó con esmero desde meses atrás.

El libro, traducido al árabe por Mark Gamal, fue publicado por la editorial egipcia Sefsafa.

Esta es una mirada retrospectiva a la obra de un autor que, a lo largo de su exitosa carrera literaria, ha demostrado su valor.

Sus inicios pudieran encontrarse tal vez, como integrante del taller literario de la Universidad INTEC, bajo la conducción de Ida Hernández Caamaño. Sin embargo, su madurez se reafirmó en 2009, año en que fuere merecedor del Premio Nacional de Poesía “Salomé Ureña”.

¿El otro Frank? Desde la ciudad argentina de Rosario, donde nació el “Che” Guevara, le enviaron una invitación para un festival de poesía. El autor no sabría que ese evento le removería el fantasma de la creatividad.

Según su propia experiencia, en aquella ciudad llena de un entramado citadino, “paseó por las calles como un perro vagabundo, confundiendo al río con el mar, a los psicoanalistas con las palomas y a los ingenieros con poetas; descubrió la noche rosarina rodeada de poetas disfrazados que inundaban los bares de poesía, acosando a la gente y comiendo posho, antes de salir en procesión a buscar la disco donde bailar toda la cumbia que quieran”.

Toda aquella experiencia daba vueltas en su cabeza como palabras danzantes y no lo dejaban en paz hasta que se sentó a escribirlas, no como un divertimento, sino como motor de la más seria prosa periodística. Y esa crónica se fue ampliando, alzó vuelo y no se detuvo hasta alcanzar la dimensión de un libro de 142 páginas, publicado poco después por la editorial argentina “foliaediciones”.

Aquella experiencia lo marcó. El poeta se dio cuenta que había hallado otra estética para sus lectores.

Entre esa fecha y 2015, Frank resume algunos de sus viajes en forma de crónicas literarias, todas publicadas o antologadas como libro, en varios países.

A través de esas crónicas, el lector no solo conoce las andanzas de autor, sino también la vida y milagros de personajes singulares, como un alcalde en Nicaragua quien, mientras Derek Walcott leía sus poemas, se puso a enviar mensajitos por el blackberry; o del propio Walcott que leyó un poema sobre Naipaul donde lo insultaba, llamándole mangosta, y quien al final de su lectura, dijo que se sentía como un extraterrestre en el mundo literario.

Los libros de Frank también nos relatan historias singulares, como los performance donde depositan a alguien dentro de una bolsa de plástico transparente y la tiran a un vertedero; otro en que el artista se enfrenta a una luchadora profesional en pleno ring, y aquella donde una mujer recibe una descarga de 150,000 voltios en plena calle con uno de esos aparatos policiales.

Frank Báez es Frank Báez. Su nombre ha sabido trascender. Ha puesto el sentido poético de la palabra, en el justo lugar que le corresponde. Ha puesto al mundo a bailar bachata al conjuro de sus versos y crónicas. ¿Qué más se le puede pedir a estas alturas de su carrera?

De él siempre se esperan sorpresas agradables e iniciativas enriquecedoras, como la creación, junto a Homero Pumarol del espectáculo-performance-recital “El Hombrecito” (hecho voz, hecho radio y hecho cine), todo un acontecimiento cultural que mucha falta le hacía a la República Dominicana.

(+) LIBROS DE FRANK BÁEZ Figura 1) “Jarrón y otros poemas” (2004, 2013)

2) “Págales” tú a los psicoanalistas (2007, cuento.)

3) “Postales” (2008, 2011, 2014. Premio Nacional de Poesía “Salomé Ureña”.)

4) “En Rosario no se baila cumbia” (2011, periodismo narrativo.)

5) “En Granada no duerme nadie” (2013, periodismo narrativo.)

6) “Un milagro en Bogotá” (2013, periodismo narrativo, en “Bogotá Contada”, ediciones “Libro al viento”, Colombia.)

7) “Bob Dylan en el Auditorium Theater” (2012, Antología de la Nueva Crónica Latinoamericana Actual, selección y prólogo Darío Agudelo Jaramillo, Alfaguara.)

8) “Last night I dream I was a D.J.” (2014, Edición de su poesía traducida al inglés.)

9) “El canon abierto” (2015, selección de poetas iberoamericanos nacidos a partir de 1970, colección “Visor”, Madrid, España.)

10) “Veinte postales” (2016, El Cairo, Egipto.)

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