ENTREVISTA

Rosa Silverio en primera persona

Foto: Pilar Escamilla

Foto: Pilar Escamilla

Rosa Silverio, poeta y exredactora de este periódico, acaba de publicar en Madrid su poemario “Matar al padre”, el cual ha sido bien acogido en los círculos literarios locales. Rebelde, iconoclasta, y en lucha frontal contra la mediocridad literaria y la mendicidad espiritual, viene haciendo, lejos de nosotros, una obra fiel a sus principios éticos. En esta entrevista, Rosa, de nuevo, “se desnuda” y advierte cómo “Matar al padre” no es un acto de venganza rutinario sino una manera de volver a sus raíces.

Algunos títulos tuyos huelen a violencia... “Arma letal;”, “A los delincuentes hay que matarlos”... y ahora, tu nuevo libro invoca “Matar al padre? Tú vida no es de naturaleza violenta. Sin embargo, invitas a hacer violencia. ¿Qué rasgo oculto de tu personalidad creadora sale a través de esa invocación oculta a la violencia que a mi modo ver prefiero llamar “provocada por el medio hostil de una sociedad machista”?

A través de mis textos publicados no invito a la violencia; lo que hago es denunciarla, por lo que escribo en muchas ocasiones sobre el machismo, como has mencionado, sobre los feminicidios, las violaciones masivas en el Congo, el maltrato psicológico y violento de un padre hacia su hija, entre otros temas. Nunca invitaría a la violencia, pero me siento con la responsabilidad ciudadana y poética de denunciarla.

Respiro un cierto aire de reincidencia en “Matar al padre”. Vuelves sobre temas ya tratados, renuevas puntos de vista, profundizas otros... te veo más lírica y, a la vez, más desgarrada... ¿Asumes en serio la profesía de ser el enfant terrible?

En “Matar al padre” vuelve la violencia, pero es distinto porque son poemas de la relación de amor y odio entre un padre y su hija. No me considero un “enfant terrible”, pero reconozco que no soy una oveja blanca y que mi forma de ver la vida desafía el establishment de la sociedad dominicana.

No busco ser alguien para admirar, pero sí soy alguien que merece respeto. Puede que no guste mi forma tan libre de ser en estos tiempos en donde todavía en el Caribe prevalece el machismo y un conservadurismo rancio, incluyendo a los círculos culturales. Si eso me hace ser un “enfant terrible”, aleluya.

¿Un medio cultural tan despiadadamente competitivo como el español, donde hay de todos y de todo, cómo te ven, qué valoración hacen, por ejemplo, de “Matar al padre”?

He sido muy bien recibida en España en los círculos culturales y tengo muchos colegas amigos. En particular, “Matar al padre” es un libro que está teniendo muy buena acogida por los lectores y el mundo literario español. No puedo quejarme. En España estoy haciendo lo que me gusta con libertad absoluta, y de paso con el apoyo y el agrado de la gente de acá.

Sabes moverte dentro del poema breve. ¿Te ayudó el periodismo a buscar la tan anhelada síntesis literaria?

Claro que sí. Una de las cosas que aprendemos los periodistas es la síntesis. Y en poesía, sugerimos, más que explicamos. Tú, en particular, mientras trabajé en Listín Diario, fuiste un gran mentor para mí, del que aprendí muchísimo.

¿Qué pedazos de tus recuerdos de República Dominicana habitan en “Matar al padre”?

Los recuerdos de mi niñez, adolescencia, la relación con mi padre, y su pérdida, cuando falleció en 2006. Este es un poemario no solo de una relación conflictiva sino también de la pérdida y el abandono, pero, además, de cómo la poeta ve el mundo, de cómo vive la poesía, del amor como salvación y cómo se siente entre su círculo de colegas.

¿Le pides la cabeza a todos los hombres o solo a determinado tipo de hombre?

No pido la cabeza de ningún hombre, porque no soy androfóbica, pero sí feminista, y el feminismo significa luchar por la igualdad de derechos y oportunidades entre mujeres y hombres. Las únicas cabezas que pido son las de los que abusan del poder y las de las personas que hacen daño adrede a los demás, y ese será siempre mi norte.

Entre “Desnuda” y “Matar al padre” corren tus años de búsquedas y hallazgos en la poesía. En el orden personal me sumo a los que piensan que “Desnuda” es un poemario fuera de lo común. “Matar al padre” tiene el valor de la continuidad lírica donde la voz de la protagonista de “Desnuda”, resucitada, sale arma en mano (la palabra), en busca de una venganza, no tan solo contra una figura física determinada, sino contra un contexto social que pretendió en su contra. ¿Y en tu orden personal, que piensas de esas coincidencias y diferencias? ¿La poesía de Rosa Silverio es una sola?

“Desnuda” fue publicado en 2005; “Matar al padre”, en el 2014. Entre esos años, ha habido un largo camino de búsqueda de mi propio estilo y de la forma en que yo quería decir las cosas. “Matar al padre” no es un libro de retaliación sino más bien un libro de reconciliación conmigo misma y mi entorno, de redención, una especie de exorcismo, una forma de mostrar la verdad, el amor y las heridas a través de la palabra.

¿Cómo andan tus narraciones? ¿Tendremos buenas noticias editoriales próximamente?

La narrativa siempre ha sido un género que me ha atraído, pero debo confesar que la poesía es mi gran amor y me ha absorbido por completo. No quiero prometer una publicación de narrativa porque no es algo de lo que esté segura, pero sí prometo seguir escribiendo poesía y la publicación de otro poemario en el que estoy trabajando, cuando se añeje, y sea el momento indicado.

¿Cómo transcurre la vida de Rosa Silverio en Madrid? ¿Nos extrañas? ¿No sientes nostalgia por el Monumento de Santiago, por el café del Centro León? ¿Por los talleres en el Centro de la Cultura? ¿Por tus polémicas? ¿Por tus buenos y malos momentos? ¿Por tus entregas semanales para el suplemento “El Domingo”?

Mi vida en Madrid es tranquila, llena de amor y de actividades literarias. Continúo con la gestión cultural, me invitan a eventos y me siento my feliz en Madrid. Ahora bien, claro que extraño mi faceta de periodista y esos reportajes que publicaba en el suplemento “El Domingo”, del “Listín Diario”, además de las entrevistas que llegué a hacerles a muchos autores. Siento nostalgia por mi ciudad, por mis raíces, pero soy un ave que decidió emigrar para encontrar aquel sitio en donde los malos momentos se convirtieran en experiencias positivas.

Las polémicas eran comunes en mi tierra por mi manera de pensar, que no es conservadora. Aquí también he tenido algunas polémicas, pero el asunto es que no todos somos iguales y yo soy muy apasionada y defiendo mi punto de vista hasta con mis vísceras, aunque reconozco que con el tiempo una se hace más sabia, vive más y polemiza menos.

Portada de su más reciente libro.

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