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Periodismo

Carmenchu Brusíloff, la leyenda

Con sus hijos. Alexis Ramos Brusiloff, Carmen Virginia Ramos Brusiloff y Ángel  Ramos Brusilloff. Comparten con ellos María Ugarte (abuela feliz), y Carmenchu (la madre orgullosa).

Con sus hijos. Alexis Ramos Brusiloff, Carmen Virginia Ramos Brusiloff y Ángel Ramos Brusilloff. Comparten con ellos María Ugarte (abuela feliz), y Carmenchu (la madre orgullosa).

Carmenchu Brusiloff llegó al Listín Diario cuando ya era Carmenchu Brusiloff.

Como profesional, había pasado su prueba de fuego en los diarios “El Caribe” “El Nacional” y “Hoy”. En este último matutino comenzó, en 1981, con la sección Ventana: “incentivada en gran medida por Pedro Mir”. Pero sus trabajos de formación profesional no fueron precisamente de periodismo cultural, sino de la más variada estirpe.

Al igual que su madre, María Ugarte, se formó en un tiempo y un espacio que obligaba a los periodistas a salir a la calle, en su propio vehículo, con cámara, grabadora, lápiz y mascota en busca de verdad.

En pocas palabras, aquella era una época donde la noticia corría en el trasfondo de la misma noticia; donde las verdades tenían que ser descubiertas dentro de la piel de sus protagonistas, y donde “había que estar en la calle” para traer al periódico lo que el lector tenía que saber.

Su personalidad Carmenchu Brusiloff buscó su propio camino en el periodismo.

El hecho de decidir crecer lejos de la sombra materna le ganó de inmediato el respeto y la consideración de cuantos la conocieron.

Fue severa, y a la vez humilde.

No sonreía por sonreír, ni hacía concesiones festinadas. Ella relata sus primeros días en el Listín Diario con sinceridad asombrosa: “Un tanto ajena a cuáles eran mis deberes en el Listín, pero creyéndome asentada, me entero que en el área de redacción no hay escritorio libre. Ni espacio para colocar otro. ¿Dónde voy a trabajar? La búsqueda da frutos: un cuartito donde hay una pequeñísima biblioteca, a unos pasos de la Dirección. Aquí me siento bien, me gusta estar sola. Poco tiempo después, Herrera (Rafael) “inventa” una posición para mí: “Editora femenina y de viajes”. Tengo de responsabilidad la cobertura de las actividades de la mujer, no solo en las esferas de “sociales” y modas, sino de la vida política, intelectual y profesional de la mujer. Está a mi cargo también “la sección de viajes y turismo y la coordinación de informaciones relacionadas con los dominicanos en el exterior”. Son muchas y variadas mis responsabilidades, pero me agradan…)” La historia sigue y no se detendrá.

Este diario es parte de su vida. Todavía labora, con pulcritud y esmero, como Editora de la revista “Aldaba”. Han sido 33 años de periodismo creador, donde quedó descubierto que esa profesión no posee espacios diferenciadores entre la política y la poética. Carmenchu ha sido notable entrevistando a políticos como Henry Kissinger, Felipe Gonzáles o Joaquín Balaguer, y a escritores y artistas de la talla de Oscar de la Renta, Helmut Berger, José Enrique García y atletas como Felipe Rojas Alou.

El libro Ella acaba de incluirse en papeles entintados. Una buena parte de su vida ha saltado de su cuerpo y es de conocimiento público. La Editora de Listín Diario, acaba de publicar un interesante resumen de sus andanzas profesionales bajo el título de “Retazos de mi vida”.

Ocho años atrás, la autora comentó a la periodista Matilde Fabián sobre este proyecto. Y Fabián, descubriendo la importancia la dimensión en tiempo y espacio de esta obra, se lo hacía retomar una y otra vez cuando ella lo abandonaba.

Ahora, el libro es un hecho tangible. No está impreso en papel satinado, ni con tapa dura, ni mucho menos en un tamaño demencial, de esos libros que derrochan lujo impresor en vez de hondura conceptual.

No le hace falta, porque es un libro de verdad, de esos que invitan al placer de la lectura.

Y también es un libro de colección.

De esos libros que puede abrirse en cualquier página y respirar vida e historias de utilidad pública.

Alicia Estévez, -confiesa Brusiloff con humildad-: “… leyó el borrador final con espíritu crítico y con su habilidad narrativa hizo revisiones e importantes acotaciones para mejorar la redacción, instándome incluso a rehacer y ampliar varios temas”.

Quien quiera saber qué es y qué debe hacer un periodista que ame su profesión solo tiene que entrar a las páginas de esta obra, de lectura fascinante. Y una vez dentro de ella, el lector subrayará y comentará, al margen, episodios que destilan sapiencia y humanidad.

Porque su autora es, ante todo, un ser humano que consagró su vida a buscar la verdad dentro de las trincheras que le fueron encargadas, en los distintos medios de comunicación donde desarrolló su labor.

UNA DE TANTAS ANÉCDOTAS A continuación resumimos su crónica “Un corre corre con Minerva Isa”: “… un domingo en que Minerva Isa y yo almorzamos en el restaurante Mario, frente al parque Independencia, notamos un movimiento de militares, que no habíamos visto a nuestra llegada.

El “gusanillo” del periodismo nos permite averiguar que el presidente Joaquín Balaguer acaba de llegar a la Puerta del Conde. Busco, en mi carro, la cámara fotográfica y ambas corremos como locas, atravesando el parque bajo un sol inmisericorde… El general Mélido Marte concede autorización para entrevistar a Balaguer y le pregunto: ¿Cuándo van a trasladar los restos de los Padres de la Patria al nuevo mausoleo. El Presidente responde, dándonos la fecha y me permiten tomarle una foto. El asunto es que, en vez de retratarle, empiezo a desdoblar una hojita de papel donde Joaquín Bidó, editor fotográfico de El Caribe, ha anotado las instrucciones sobre la apertura que debo poner al foco, según la luz del entorno... Escucho sus comentarios un tanto burlones que no me hacen mella. Tomo finalmente la foto, aunque por su mala calidad no pudo acompañar en primera página la noticia publicada, pero le dieron cabida en una página interior. El inesperado “corre corre” con Minerva Isa dio resultado…”

Carmenchu. En plena faena, en una calle de Santo Domingo, año 1974.

En su primer "espacio" laboral en Listín Diario (1981).

En "El Caribe": "Era tan tosca la máquina de escribir que tenía que oprimir con fuerza cada tecla".

En sus labores actuales como editora de la revista "Aldaba", en Listín Diario.

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