Afilar el hacha

En tiempo de caos, cuando los distintos escenarios nos parecen agrestes me refugio en la sabiduría zen buscando luz. Cuenta la leyenda que una joven llegó a un campo de leñadores en busca de trabajo. Al entrevistarse con el capataz, lo consideró apropiado y le pidió que comenzara al día siguiente.

Su primer día en la montaña trabajó de sol a sol y taló muchos árboles; al segundo día trabajó con tenacidad, pero apenas logró producir la mitad del primer día. Y así cada día, muy a pesar de su afán de mejorar el rendimiento, y dedicar más horas y más esfuerzo para cortar sus árboles los resultados seguían cada vez más insignificantes.

Cuando el leñador jefe se dio cuenta del pobre rendimiento del joven leñador, le preguntó:

- ¿Cuándo fue la última vez que afilaste tu hacha?

El joven respondió: -Realmente, no he tenido tiempo. He estado demasiado ocupado cortando árboles.