El don de gentes

Existen personas encantadoras. Su presencia es agradable por la empatía que hacen con los demás individuos. Seres que al aparecer iluminan el lugar, se interesan sinceramente por apoyar si es requerido y socializan; conectan con el otro, se ocupan de proporcionar bienestar y aun sin proponérselo, te dan la seguridad de que todo está o estará bien. Su buena voluntad se respira en el ambiente, ellos hacen la diferencia en cualquier lugar donde se encuentran.

El don de gentes surge espontáneo, pero aun así puede cultivarse. Es una cualidad fundamental en personas que tratan con otras en oficinas de servicios, donde sobran personas que lastimosamente carecen de buen trato. Muchos clientes se pierden por personal incapacitado para comprenderlos y persuadirlos. Algunos candidatos pierden seguidores por despotismo y falta de este don de gentes, que siempre crea puentes donde había abismos. Relaciones también sucumben por falta de este don que seduce y cautiva, suma prosperidad y multiplica bienaventuranza.