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REFLEXIÓN

¡Un hijo amado de Dios!

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Nathalie Romero de GrauSanto Domingo

San Lucas 3, 15-16.21- 22En aquel tiempo el pueblo estaba en expectación y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías: él tomó la palabra y dijo a todos: -- Yo os bautizo con agua, pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias.

Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego.

En un bautismo general Jesús también se bautizó. Y mientras oraba, se abrió el cielo, bajo el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma, y vino una voz del cielo: --Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto.

Palabra del Señor Dice el Santo evangelio de hoy que el pueblo estaba a la espera, así estamos también nosotros, a la espera de cosas buenas y me atrevo a decir que así iniciamos este 2016, a la espera de paz, justicia, prosperidad, salud, alegría.

Hoy como ayer, el profeta Juan nos repite que no es él la luz sino que viene otro mucho más grande y es quien nos dará la plenitud llenándonos de su Santo Espíritu.

Ese “otro” no es un coach moderno, un político o algún hombre de negocios.

Solo una persona puede dar plenitud a tu vida, su nombre es Jesús.

Hace 20 años que estoy casada con el hombre de los ojos más bellos y Jesús a través de un Cursillo de Cristiandad, así como dividió la historia en dos, dividió la historia de mi matrimonio en “un antes y en el después que es hoy”. Mi emoción es tanta que se nublan mis ojos cada vez que confirmo su misericordia en mi familia. ¡Cuanto nos ha dado el Señor! Y ¡cuanto más quiere darnos! La frase final del evangelio “Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto” después de mi cursillo marcó mi vida.

El Padre del cielo nos “diviniza” al decir estas palabras a Cristo porque al recibir nosotros el bautismo inmediatamente nos hace hermanos de Jesús; ¡y que bien se siente tener un hermano mayor!. Hoy, así mismo te dice a ti: “Tú eres mi Hijo”.

Qué mejor manera de iniciar el 2016… ¡Wow, qué gran noticia! Ahora solo nos falta dejar que su Santo Espíritu nos llene, dejarle hacer su trabajo, que lo pongamos en las metas de este año, darle el primer lugar en nuestra agenda para que lleguemos “santos” un día a su presencia. Jesús quiere que tu vida sea plena, quiere darte todo lo que anhelas y cuenta contigo para llevar esta gran noticia a los demás. ¡Adelante!

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