Acciones

El plan de vida está en nosotros y lo desarrollamos nosotros. Las pautas a seguir, las señales, aparecen por doquier y al parecer las lecciones son evitables si por adelantado aprendemos lo que traen. Pensamos que Dios lo quiso así cuando “fracasamos”, sobre todo luego de ver manifestarse “el bien escondido”; sin embargo, Dios siempre quiere lo bueno, simplemente está acostumbrado “a escribir con renglones torcidos”, como bien dijo Santa Teresa de Ávila (o de Jesús).

El cielo siempre quiere darnos la mano, solo nuestro libre albedrío interfiere. Debemos tener presente que en la vida no puedes tener todo lo que quieres, si choca con el bienestar de los demás o con tu propio plan de vida; hay límites, y una ley de causa y efecto que te hará cotejar cada acción fuera de lugar.

Con Dios como socio, la misericordia divina se hace presente en cada instante, principalmente en aquellos momentos en que inevitablemente nos toca saldar las facturas.