‘Tentaciones’

En San Marcos capítulo 1, versículos 12 al 15 vemos que Jesús es puesto a prueba en el desierto siendo el Hijo de Dios y Dios mismo el demonio lo tienta, así vivió 40 días sin caer en tentación alguna. ¿Y quién de nosotros no ha sido puesto a prueba en nuestra vida? En el trabajo, en el ambiente donde vivimos, en fin, en todo lugar en donde nos movemos y nos desarrollamos. Nosotros somos tentados día a día por la carne, el mundo y el demonio, lo importante es no caer en la tentación, es saber resistirse a ellas. Desafortunadamente el dinero ciega nuestros ojos, la carne ciega nuestra alma, y el demonio nos hace ciegos al amor de Dios, y todo esto nos permite caer, y así nos alejamos del amor que Jesús nos ofrece completamente gratis. Mis amigos, lo importante es no dejarnos seducir por la ambición del dinero, no podemos dejarnos seducir por la carne, pues 15 minutos de placer no pueden dañar el gran amor a Dios que nosotros sentimos, y el demonio es aquel que no descansa buscándonos algo que luzca muy bello y placentero para que caigamos y dejemos que la tentación nos venza, nosotros debemos tener la fortaleza de Jesús, y pedirle que nos envié el Espíritu Santo. Yo personalmente encontré las herramientas en un cursillo de cristiandad, donde me enseñaron que contando con Jesús y el Espíritu Santo iba a poder hallar las fuerzas para decirle que no a las tentaciones que a diario me abruman, y vivir una vida apegada a Jesús. Tenemos que decirle no a las tentaciones por muy buenas y bonitas que sean o luzcan. Para cambiar al mundo y el ambiente en el cual vivirán nuestros hijos y nietos y en el cual algunos de nosotros vamos a vivir tenemos que comenzar por cambiar, si nosotros no cambiamos primero, el mundo seguirá igual o peor que ahora. Entonces, no podemos lamentemos más tarde, pues no pusimos de nuestra parte. ¿Cómo hacerlo? Pues podrás hacer todo a través de Cristo, que te fortalece. Su nombre es extremadamente poderoso. Así que cuando quieras librarte de cualquier sentimiento, de cualquier duda, de cualquier maldad o enfermedad, di palabras de fe con el corazón lleno de convicción. Cita las Escrituras, exige lo que quieres que te abandone y di “En el nombre de Jesús” o “Por la sangre de Jesucristo”. Deberás decirlo con convicción.