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REFLEXIÓN

¿Eres rey?

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Teresa Valentí Batlle M.C.J.Santo Domingo

“Sí, soy rey, pero mi Reino no es de este mundo”. Esa fue la respuesta de JESÚS. La turba no entendió nada; nosotros hoy, tampoco. El Señor habla de un reinado de amor, justicia y paz. ¿Queremos que este Reino sea para todos? ¿Luchamos para que así sea? En nuestras liturgias, a menudo, cantamos: “Somos en la tierra semilla de otro reino, somos testimonio de amor. Paz para las guerras y luz entre las sombras, Iglesia peregrina de Dios”. Intentamos ser esa semilla del REINO que JESÚS ha predicado, sin embargo, las tormentas en la travesía hacia el REINO, no son pocas; ellas nos hacen más humildes y nos dejan hambre de Palabra y Pan. La eucaristía nos fortalece, alimenta nuestra fragilidad y nos reta a seguir luchando por conseguir el REINO que JESÚS anunciaba.

Somos peregrinos. A veces tenemos miedo de apostar por la verdad, la transparencia, la entrega generosa. Sacamos mil pretextos para convencernos de que no podemos mezclarnos con todos, sobre todo si piensan distinto. La sociedad consumista y deshumanizada nos ha llenado de prejuicios, estos los hacemos valer cuando la lucha por el REINO nos compromete.

Dios, realmente, nos crea conflictos. Cuando ÉL irrumpe en la vida de las personas nos descoloca. Si vivimos la pasión del Reino que Jesús anunció, vivimos de sorpresa estremecida. Nuestra vida se transforma, el “bien parecer” no nos motiva a actuar, sino esa semilla que Él ha depositado en nuestro corazón y que, por su favor, la incrementa en el diario vivir. ÉL ilumina los ojos de nuestro corazón, nuestra percepción va cambiando y somos más felices.

Si vivimos en la fe del REINO, descubriremos que se nos abren nuevos horizontes.

Generaremos proyectos. Desplegaremos el dinamismo de la libertad y creatividad. Dios nos va configurando a su imagen.

Nuestra imagen trascenderá sin necesidad de palabras abrumadoras. La ternura y la misericordia de Dios serán un derroche para nosotros.

Con esas herramientas metidas en nuestras entrañas, seremos signos tangibles de las “ semillas de otro Reino”.

Estamos terminando el año litúrgico y también la lectura del Evangelio de Mateo. Hoy, fiesta de Cristo Rey, podemos preguntarnos: ¿acogemos a Cristo en la persona de los más frágiles? Si así lo hacemos, gozaremos del REINO.

No olvidemos que los pobres son los representantes de JESÚS en la tierra. Ayúdanos JESÚS a construir un mundo más humano y más justo, un REINO que ya ha comenzado y que creemos llegará a la plenitud.

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