Para todos los pueblos

Hoy celebramos la gran misericordia de Dios que supera todos los límites. Su salvación, simbolizada en el banquete de una boda real, llegue a todos los pueblos. Bajo el símbolo de un suculento banquete ofrecido a muchos, el profeta Isaías describe la salvación de Dios para todos los pueblos. La parábola del Evangelio describe la oferta de Dios y la inapetencia de sus preferidos, pero Dios no retira su proyecto, sino que amplía su oferta a todos. San Pablo desde la cárcel agradece la ayuda económica recibida de los cristianos de Filipos. Pablo insistía en ganar el dinero con su trabajo manual para cubrir sus necesidades personales, de esta forma evitaba sospechas de que utilizaba el evangelio para enriquecerse. Solo de los filipenses acepta ayuda. Pablo está entrenado para todo. Ha aprendido a no tener ni lo necesario sin que esto le haga perder el ánimo y esperanza. Es gracia y la fuerza de Cristo que vibra en su interior, la que hace que supere todas estas pruebas. Aquí se junta su orgullo personal y su humildad. Pablo no quiere menospreciar la ayuda de los filipenses, sino que les agradece y felicita que se acordaran de él y compartieran sus bienes. En Filipos fundó Pablo su primera comunidad en Europa, por lo que guarda un buen recuerdo de ellos(vv13-14). La comunidad fundada en Filipos fue la más agradecida y fiel a Pablo, dispuesta siempre a ayudar. Recibió, al menos dos ayudas de los filipenses. Pablo manifestaba su confianza en ellos aceptando la ayuda. No lo veía como ventaja personal, sino la nobleza de quienes le ayudaban. Pablo ve que, más que el valor material, es el valor interno, ya que se parece a un sacrificio que se ofrece a Dios y éste lo acepta con agrado. El donativo de los filipenses es como un acto de culto que Dios acepta en la persona de Pablo. Pablo les dice que Dios les ayudará en todas sus necesidades y les recompensará sobradamente. Pablo termina con una alabanza “a Dios nuestro Padre” porque la comunidad le ha ayudado. Reflexión personal: ¿Qué me dice a nivel personal la liturgia de hoy? Dios sabe de qué barro estamos hechos, Él nos invita a dejarlo sobre el altar. Nuestras rutinas e inconsistencias nos impiden aprovechar lo que Jesús nos quiere regalar en la eucaristía. Quiere llenarnos de la luz de su Espíritu, transformar nuestro corazón para que en él tengan cabida todos. No excluye a nadie.