El poder del amor

El amor es una energía que se constituye en una fuente de poder, porque la energía en cualquier forma es poder. Se nace con este poder, decimos erróneamente ‘tienes que aprender a quererte’, pero no puedes aprender algo con lo que naciste, esa condición está en ti, solo tienes que recordarte. Esta energía puede proyectarse de varias maneras y cada una de ellas tiene la fuerza y el poder de la primaria. Recuerden que todo poder conlleva una responsabilidad, y que para que nos beneficie en todo lo que realicemos con sus pros y contras, tendremos que empezar a ver el principio de una energía tan conocida pero a la vez poco recurrida en su esencia en sí como fuente de poder. El poder primario viene de Dios, y como no estamos al nivel vibratorio del Creador, este en su infinito amor nos da unos cuidadores, los padres, como espíritus antes del nacimiento; tenemos acceso a ciertas informaciones sobre su desarrollo, lo que nos servirá para subir el nivel vibratorio como almas y acceder a la fuente primaria de este poder. El amor primario no está ausente en ninguna forma de vida terrena, no importa lo que oiga sobre ser ateo, o ciertas creencias sobre que el amor divino no existe; el amor divino es uno solo e invariable, somos nosotros los que añadimos colores a la carta, por así decirlo. El amor como concepto básico de triunfo nunca lo consideramos, elegimos un color que no es básico, como el amor material, en vez de uno de los básicos como el amor maternal o familiar, que son los dos conceptos de la cara de la moneda, primero como padres y después como hijos: los dos conceptos básicos en esta carta de colores. Esta fuente de energía es tan fuerte que no todos podemos controlarla con nuestros semejantes, y ocurre que muchas veces se desborda porque buscamos colores que tapen nuestras propias intenciones cuando no son leales, más cuando son claras buscamos los colores primarios para aplicarlas sobre el lienzo que vamos a trabajar. Como es la fuente primaria de todas las energías, cuando baja su frecuencia, pongamos una escala del uno al doce, y la frecuencia baja después del seis, entonces es que empieza a bajar nuestra autoestima y vienen los desánimos, las tristezas, las depresiones, y el enojo, el cual es uno de los más peligrosos pues tiene en sí varias corrientes con la misma energía de la primaria, como la rabia; entonces se produce el caos total y su escala baja a más de cuatro. El sentimiento de autocompasión es un detonante para que muchas veces las energías caigan, el desprendimiento en general es uno de los principios básicos para subir en la escala. Recuerden siempre sonreír no con una mueca, sino con el corazón que, como sabrán es el altar mayor del hombre, y no olviden que estamos aquí por amor. La autora tendrá conversatorio el lunes 12, Templo Dorado, 6:30 p.m.,C/Miguel Ángel Monclús, esq. Ángel María Liz, 2.8nivel, Mirador Norte.