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La inmigración y la globalización

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DARIS JAVIER CUEVASSanto Domingo

El flujo migratorio internacional es un fenómeno que cada vez ocupa una importancia asombrosa al momento de estudiar este fenómeno y su impacto económico y social, fruto de que su dimensión ha sobrepasado lo impensable. Tal situación se explica en el hecho de que muchas personas abandonan sus países de origen y se establecen en otro lugares en busca de una vida mejor, y así, ya son millones los que viven en un país distinto al que han nacido.

Esta realidad responde al aumento sistemático de los movimientos migratorios internacionales, que se han convertido en todo el mundo en una cuestión de alta prioridad en la politica migratoria de cada país. Pero es que en muchas sociedades, los ciudadanos expresan su inquietud por la llegada masiva de personas de otros países y culturas diferentes, cuya razón es el temor a perder el empleo a favor de trabajadores inmigrantes quienes están siempre dispuestos a trabajar por salarios más bajos, sin exigencias y los posibles beneficios de protección social.

En tal sentido, la migración internacional tiene una dimensión económica en virtud de que afecta cuestiones económicas claves, como el crecimiento económico, el mercado laboral, el movimiento de remesas y el gasto social.

Por igual, en la migración encontramos una dimensión social, ya que se produce un vínculo estrecho entre las sociedades de origen y destino, así como con importantes aspectos demográficos y culturales.

A la luz de la razón se puede interpretar que los flujos migratorios presentan una realidad compleja ya que estos plantean desafíos de gran envergadura, tanto por las oportunidades que plantea, así como las tensiones que de la misma se derivan. Pero a su vez, en los países de destino de los flujos migratorios surge la interrogante de que si la llegada de personas con culturas diferentes les enriquece o, por el contrario, les hace perder sus propias tradiciones, en tanto que los inmigrantes no saben si adoptan la cultura a la que han llegado o si pierden la de sus orígenes.

Desde la óptica económica, los flujos migratorios abren dos elementos importantes al analizar el impacto de los mismos en el país de origen y el país de destino, los cuales se tornan en el epicentro de las discrepancias de los estudiosos del fenómeno. En relación a los países de origen lo primero que se resalta son las ventajas que representa y el envío de remesas procedentes de los inmigrantes; es lo más resaltante, así como la reducción del desempleo y la pobreza en sus países de origen, pero esto tambien representan los inconvenientes entre los que se destacan la pérdida de población joven, mano de obra productiva y la posibilidad de que se produzcan retornos masivos en las fases bajas del ciclo económico.

En cuanto al impacto económico en los países de destino, también existen ventajas y desventajas, en cuanto a lo primero se reconoce que existe una contribución inmediata al crecimiento económico, la absorción de mano de obra calificada sin ningún costo y joven de la mano obra competitiva en el mercado laboral. Sin embargo, los mayores inconvenientes están en el propio mercado laboral cuando se desplazan manos de obra local que incrementa el desempleo, la presión que se produce en el presupuesto social del país receptor y los posibles conflictos étnicos y discriminatorios.

Es importante destacar que al perder importancia los recursos naturales en favor del conocimiento y el trabajo cualificado, muchos países pasan de la explotación dependiente a la irrelevancia estructural en la nueva economía. Esta situación genera una tendencia a la polarización del orden internacional y una serie de intentos de reconstruir la unidad del mundo en nuevas condiciones, lo que en la práctica ha sido un factor determinante en el proceso que estimula la migración internacional.

En adición, la globalización económica implica la movilidad y flexibilidad de todos los factores productivos, incluida la mano de obra, lo que origina una generalización de las migraciones internacionales: el trabajo también se mundializa.

Estas son razones poderosas que permiten entender que diez países en el mundo albergan a un poco más del 50% de los inmigrantes de todo el mundo y donde sólo EEUU es el receptor de casi el 20% del total del flujo de los 46,6 millones de personas que han abandonado sus países para asentarse en territorio estadounidense por diferentes motivos y en distintas condiciones.

Pero es que EEUU tenía 23,3 millones en 1990 y registró 46,6 millones en el 2016. Y donde se resalta que a principios del siglo XXI existían en el mundo 173 millones de inmigrantes, mientras que en 2016 ya la cifra ascendió a 244 millones, incluyendo a los 20 millones de refugiados existentes.

Estas cifras ponen en evidencias que los flujos de migración internacional representan una preocupación en el contexto de la globalización.

El autor es economista.

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