EL CORRER DE LOS DÍAS
Garibaldi, el “héroe de dos mundos”
Con el llamado Risorgimiento, a partir de 1810, la vida italiana comienza un giro libertario y a la vez unitario, que se enmarca en procesos de búsqueda de la integración de la Península y sus islas adyacentes bajo las ideas republicanas de conformación en un solo país que, antes fragmentario, tuvo muchos nombres y dueños.
La fragmentación del territorio en “ínsulas” de poder de oredemnes sociopolíticos, se tornaría problemática en una Europa también dividida ideológicamente y a la vez posesiva, con principados, reinos pequeños y grandes, republicas tempranas, nuevas fronteras bonapartistas y en el caso de Italia, también con deseos de unifi cación.
La infl uencia napoleónica anterior a su dictadura fue un eje de promoción de ideas libertarias. Un oleaje de necesidades del logro de identidad nacional se promovía en movimientos con el llamado “Joven Europa”, contemporáneo del designado “La joven Italia”, promovido por G. Mazzini. Algunas de las monarquías se defendieron usando como mascara la llamada Santa Alianza, mientras los valores burgueses ascendían como parte de nuevo credo social.
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