PANCARTA

Atrapados y sin salida en el juicio de la historia

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Raúl Pérez Peña (BACHO)Santo Domingo

El disfrute y la embriaguez del poder emanan en los funcionarios corrompidos las más diversas expresiones de fruición con sus arcas financieras, sus ostentaciones y disponibilidades para hacer lo que les “da la gana”.

Todavía no ha salido el primero a refutar que las cinco gestiones gubernamentales moradas cuantifican el más alto porcentaje de funcionarios corruptos en la historia dominicana.

En la falsa creencia de ser blindados por prolongadas décadas, la más corta distancia en el diseño de su mandato era el 2044.

Su confianza en un sistema judicial articulado para la impunidad, comenzando por su valoración del papel de las “altas cortes”, tenía “fuera de cuidado” a las altas esferas del PLD.

Pero como no hay PLD que dure 100 años ni pueblo que lo resista, el escándalo Odebrecht y la borrachera acumulativa de bienes malhabidos desbordaron la copa.

Registran meses de brincos y saltos tratando de esquivar la verdad de los hechos. Legisladores, ministros y funcionarios de todos los niveles saben que están haciendo agua, pese a sus piruetas en ejercicio de la mentira.

Saben que no tienen escapatoria ante el juicio de la historia. Pero tienen sus razones para ser más temerosos ante el juicio de la conciencia social.

Saben que la conciencia social es más certera que crítica la politiquera. De ahí la importancia de privilegiar la energía limpia en el curso de la Marcha Verde. La energía limpia emana de una juventud desvinculada de compromisos o rastros de la politiquería.

El proceso electoral pasado dejó experiencias y actitudes vigilantes ante quienes gustan colarse en ríos revueltos.

Los morados tienen su pedestal de travesuras en la memoria histórica negativa dominicana. Como carecen de salidas ante la historia, pretenden un “bajadero” de “concertaciones” y falsas expectativas orientadas a mermar o enfriar el sentimiento verde.

Afortunadamente se incrementa el proceso del Libro Verde hacia el millón de firmas, simultáneo con la pauta de que nuevos escenarios consoliden la proa del punto a la impunidad bajo la convicción de que es irreversible la conquista de su espacio en la memoria histórica dominicana.

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